Alejandro Hartmann, director de The Menendez Brothers: «La educación pública es un bien saludable»

Tras el éxito del documental de los hermanos Menendez, el director argentino brindó una entrevista en ADN+ donde explica cómo conformó el guion con el que trabajó, lo que sintió al dialogar con los protagonistas de la historia y, entre otros temas, expresa su opinión sobre el momento que están atravesando la cultura y la educación pública nacional.

Por Lucas Torretta

Oct 25, 2024

Cuatro años después de paralizar a la Argentina con el documental «Carmel: ¿Quién mató a María Marta?» y luego cautivar al público con «El fotógrafo y el cartero: El crimen de Cabezas» y «Nahir: El secreto de un crimen», el director Alejandro Hartmann se alejó momentáneamente de las historias que marcaron a nuestro país para adentrarse en uno de los casos más shockeantes de los Estados Unidos: los asesinatos del empresario José Menendez y su esposa Kitty a manos de sus hijos Erik y Lyle en agosto de 1989.

Tras un contacto misterioso de parte de una productora hollywoodense, el cineasta de 51 años recibió la oportunidad de retratar con archivos audiovisuales y entrevistas exclusivas con los protagonistas los motivos y secretos por cuáles los, por entonces, jóvenes decidieron asesinar a sus padres. De esta manera nació The Brothers Menendez, un proyecto que se metió rápidamente entre lo más visto de Netflix en todo el mundo. En esta entrevista con ADN+, Hartmann explica cómo conformó el guion con el que trabajó, lo que sintió al dialogar con los hermanos y, entre otros temas, brinda su opinión sobre el momento que están atravesando la cultura y la educación pública nacional.

-Tengo entendido que no utilizaste un guion como tal, pero con tanto material audiovisual para aprovechar, ¿cómo decidiste armar el documental?

-No es que no usé un guion, fue al revés. Trabajamos con un guion a partir del cual teníamos una idea de lo que íbamos a hacer y básicamente construimos los cuestionarios a través de ese guion, donde íbamos dándoles como cierto rol a los distintos personajes. Así se hicieron las entrevistas. Igual las entrevistas con los hermanos fueron tan largas que finalmente todo fue mutando por una cuestión natural del desarrollo de esas conversaciones. Después del primer corte, sí entran los cortes donde está más la producción y bueno, ahí trabajan un poco de otra manera y por ahí se fue yendo hacia otro lado. Pero la verdad es que al final del día volvió bastante parecido a lo que había sido al primer corte.

-Si bien cada caso es diferente, ¿cómo afrontas el momento en el que tenes que entrevistar a los responsables de la muerte de otras personas o a sospechosos de la muerte de otras personas?

-Doy por sentado que cualquier persona implicada en un acto de sangre y de violencia como víctima, pero también como victimario, termina manchado por eso, que básicamente es dolor y sufrimiento. Sin perdonar sus crímenes, porque no es mi rol y ni me parece que los crímenes tienen que ser perdonados sino que tienen que ser juzgados y deben tener algún tipo de castigo, entiendo que es gente que ha pasado por experiencias muy traumáticas. Matar también es traumático, y lo que sobreviene después y salir de la cárcel. Entonces lo tomo como que estoy entrevistando a personas en una situación muy compleja y difícil, por eso suelo ser muy respetuoso. Insisto, sin tener una actitud de perdonar o de justificar lo que hayan hecho, pero sí intento entenderlo y trato de entenderlo; ver qué es lo que pasó, cómo llegó a esas circunstancias. Esa es un poco mi mirada en general. Trato de no juzgar mucho. En todo caso está la justicia para eso, no es tanto mi rol.

-El documental de María Marta García Belsunce provocó una revolución digital en el país que terminó con la continuación de la causa y un acusado culpable. Teniendo en cuenta el boom que está teniendo el de los hermanos en Estados Unidos y que los familiares están pidiendo por su liberación, ¿crees que puede suceder algo similar?

-No creo que el rol del documental de Belsunce haya provocado algo con la causa. Sí, provocó que a Carlos Carrascosa lo sobreseyera la Corte Suprema después de años de tenerlo en el limbo, lo que me parece que era algo justo. Carrascosa había estado demasiados años preso y después, aún ya estado liberado, seguía estando en vilo porque estaba en la Corte suprema, que suele tardar mucho. El documental sí ayudó a que fuese sobreseído. Pero al mismo tiempo ya había un grupo de fiscales que estaban trabajando en la acusación contra Nicolás Pachelo antes de que nosotros empezáramos. De hecho, esa fue siempre la hipótesis de la familia. Eso corría por otros carriles y nosotros decidimos no hacerlo parte del documental porque todavía no se había llegado a esa instancia. Además, el fiscal no quiso hablar, pero yo me comuniqué y tuvimos relación con la fiscalía del segundo caso, que es la que terminó con la condena de Pachelo, pero no creo que lo hayan condenado por el documental. Sí, probablemente le dio un nuevo aire a la historia y seguramente algo de fuerza a los fiscales para poder seguir adelante y prestar atención, pero era un caso que igual le interesaba mucho a la justicia. Con el caso de los Menendez, puede suceder algo más, pero hoy prefiero no hablar de eso.

-Te formaste en escuelas públicas y sos parte de la industria audiovisual argentina, ¿cómo te atraviesa el presente que se está viviendo en un país en el que se pone en tela de juicio ambos sectores?

-Yo no puedo dejar de ver una relación entre mi realidad, fuera la que fuera, esta que tengo o cualquier otra, y la educación que tuve, de dónde vengo, dónde me formé, en qué industria trabajo y cómo se conforma esa industria. La realidad es que el gobierno actual ataca con bastante fuerza tanto a la educación pública, que para mí es un bien saludable que tiene que tener un país y de las pocas muy buenas cosas que tiene la Argentina, que aunque esté deteriorada posee algo muy virtuoso, y al funcionamiento del Instituto Nacional de Cine, que para mí su sistema y lo que está basado en la Ley de cine es también muy virtuoso, ya que hace que un país con un mercado muy chiquitito en términos globales tenga un nivel de producción audiovisual enorme, de altísimos talentos, actualizado permanentemente y con películas que son nominadas a los premios Óscar, que fueron de las pocas representantes latinoamericanas durante años. Que nos vengan a buscar de todos los países de Latinoamérica y que vengan las plataformas a buscarnos, no sale de la nada. Tiene que ver con lo que es la Ley de cine y todo lo que el INCAA representa.

-Estas trabajando en algunos proyectos. Después de este éxito, ¿qué sigue en tu carrera y a qué aspiras?

-No, no se qué sigue. Estoy haciendo otros proyectos ahora y estoy feliz haciéndolos, aunque estoy un poco sobrepasado. Tengo muchas ganas de hacer ficción. Algunos productores lo saben, espero que me surja la posibilidad de volver a hacer ficción en algún momento, pero también tengo ganas de hacer un documental independiente, por ahí más chiquitito y no necesariamente taquillero. Eso me gusta a veces. Pero ahora tengo un par de proyectos que están los dos buenos, uno más que el otro. Así que estoy muy contento.

Lucas Torretta

Periodista deportivo recibido en DeporTea en 2020. Actualmente se desempeña como redactor en Medio Pique, un portal deportivo de Instagram que se dedica a recordar historias del fútbol argentino, y como columnista en el programa de radio Mataderos Mi Pasión, entregando toda la información de Nueva Chicago a sus hinchas.

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