Por estos tiempos, Anya Taylor-Joy es una de las actrices de Hollywood más reconocidas, populares y exitosas. La joven de apenas 27 años de edad cuenta con una carrera ya consagrada pero va por más: tiene mucho camino por delante y no se conforma con lo hecho hasta acá. Y nos sigue sorprendiendo a todos.
En medio de ese panorama, la estadounidense de ascendencia argentina ya que su padre es oriundo de dicho país sudamericano pese a sus raíces escocesas, cumplió con una promesa que había hecho hace un tiempo. Y la misma incluyó a su propio familiar directo, además de un detalle relacionado con el suelo albiceleste.
Anya, que saltó a la fama gracias a su papel protagónico en la exitosa serie de Netflix, Gambito de Dama, se hizo presente en los Premios Oscar 2024 junto a su padre. Además de lucir un espectacular vestido, la talentosa actriz posó junto a él y hasta se animó a hablar en «argentino», algo que sorprendió a muchos.
La actriz nacida en la ciudad de Miami brindó declaraciones exclusivas a TNT Latinoamérica y, en las mismas, habló en español junto a su padre y también compartió una tierna historia familiar. «Hace 15 años le dije que un día iba a ir a los Oscars y lo iba a traer. Entonces hoy cumplimos», manifestó Anya.
«Hoy cumplió, después de tanto tiempo cumplió», aportó al respecto el padre de la actriz estadounidense, evidenciando un claro acento argentino que denota su origen. Sin ningún tipo de dudas, uno de los momentos de la ceremonia que más llamaron la atención de todos y cada uno de los espectadores.
«Un momento soñado. A los 12 años le prometí a mi papá que, si algún día me invitaran a los Oscars, lo llevaría. Llena de gratitud», exteriorizó, posteriormente, por intermedio de sus redes sociales. Esas palabras fueron acompañadas por una fotografía realmente emotiva de la actriz junto a su propio padre.
Cabe destacar que, pese a nacer en Estados Unidos, Anya fue criada tanto en Buenos Aires como en Londres, por lo que tiene una fuerte conexión con Argentina. Sin ningún tipo de dudas, un gesto para aplaudir de pie durante mucho tiempo teniendo en cuenta su compromiso para cumplir con aquella promesa.