Los pequeños productores ya pusieron en práctica la idea y de a poco van a pareciendo las nuevas partidas. Con la cáscara de arroz como materia prima, ahora se fabrican ladrillos cerámicos, que tienen más resistencia que los tradicionales y con menor impacto ambiental.
El proyecto nació de una tesis doctoral de una becaria del Conicet, Belén Carraza. Desde hace algunos años, estudia la utilización de las cenizas del arroz. En una de sus tareas, observó que al quemar el componente, se obtenía una estructura con diversas propiedades que pueden ser utilizarse para reemplazar al cemento.

La materia prima: la cáscara de arroz.
Dicha cáscara posee sílice, un componente que mejora las cualidades mecánicas del bloque. Además, permite darle utilidad a un residuo que se genera en grandes toneladas y que las arroceras muchas veces no saben cómo manejar.
En Argentina, la producción de arroz se concentra en las provincias de Corrientes, Entre Ríos, Santa Fe, Formosa y Chaco. Entre 2021 y 2022, el país cultivó 1,6 millones de toneladas y aumentó más del 120 por ciento la producción en los últimos diez años. Aunque su consumo interno subió, más de la mitad de la cosecha se exporta: Brasil, Irán, España, Haití, Cuba y Senegal son los principales destinos.

El sector ladrillero sigue en alza en toda la provincia de Chaco.
Los empresarios, junto a los investigadores y especialistas, esperan fortalecer la idea y los compuestos para poder trasladar todas las pruebas a las construcciones de viviendas, ya sea a nivel provincial o nacional.