El protagonista de esta hermosa historia es Fernando Pastor, prestigioso cardioangiólogo intervencionista que es director médico y jefe del servicio de hemodinamia en el Instituto Cardiovascular Cuyo (ICC). Cuenta con un pasado de novela y sigue escribiendo páginas doradas.
Es que, en esta oportunidad, le implantó una válvula aórtica a un paciente de 90 años de edad que es su propio padre. Lo hizo en la mencionada institución médica ubicada en Villa Mercedes, provincia de San Luis. Sin lugar a dudas, digno de destacar.
Pastor, junto a su equipo de trabajo, implantó la válvula aórtica número 100. Se trató de una exitosa intervención mínimamente invasiva que tuvo como destinatario a su padre: «Tomé la decisión porque mis colegas, todos muy expertos, no querían aceptar el desafío ya que el paciente era un familiar directo».
Este método, el cual se viene implementado en todo el mundo desde hace más de 20 años, consiste en introducir una válvula cardíaca en el interior de la válvula original del paciente que está dañada. Se hace a través de una arteria periférica con el objetivo de recuperar el funcionamiento normal del corazón.
Esta intervención, conocida como TAVI, cuenta con ventajas notorias como poder realizar un tratamiento con semejantes beneficios a la cirugía convencional en poblaciones con alto riesgo quirúrgico y el hecho de poder realizar el procedimiento con anestesia local o con una mínima sedación.
De esta manera, el paciente se puede recuperar más rápido y no sufrir potenciales efectos negativos de la anestesia general. A su vez, el tiempo de internación en la unidad de ciudades intensivos cardiológicos es considerablemente menor.
Pastor supo atender a Maradona
Allá por enero del año 2000, Diego Armando Maradona protagonizó un momento muy delicado de salud. Sin embargo, en aquel entonces, los médicos pudieron salvarle la vida. Y entre los galenos involucrados estuvo el mismísimo Fernando Pastor.
Tras ser asistido en Punta del Este, Uruguay, Maradona fue trasladado a la Clínica Sacre Coeur, en Buenos Aires. Allí, Pastor se encontraba haciendo la residencia en hemodinamia y contó con el privilegio de poder abordar la situación del astro.
«Tuve la suerte de estudiarlo por cateterismo, de asistirlo en el posoperatorio y de interactuar con él durante los cinco días de internación. A decir verdad, por la emoción, en el momento de practicarle cateterismo, no sabía si punzarle la femoral o darle un abrazo a Diego», señaló.
Sin embargo, tiempo antes, Pastor ya se había cruzado con el campeón del mundo con la Selección Argentina en México 1986. Había sido en el interior de la misma clínica porteña, donde mantuvo un cruce realmente destacable.
«Yo bajaba del ascensor y, al abrirse la puerta, veo un brazo con el Che Guevara tatuado, una camiseta de básquet azul y un pantalón corto del mismo color. Descubro que era Diego y venía a ver a su madre, que estaba internada», comenzó narrando.
«Al verlo, quedé paralizado, porque Maradona era mi ídolo. Por eso, agradezco tanto a mi carrera, al lugar y al momento, porque abrí la puerta y lo vi. Diego disparó: ‘¿Qué haces tordo? ¿No me tomás la presión?'», profundizó Pastor sobre aquel momento.
«Por cierto, al cumplir con su pedido, me temblaron las manos. ‘¿Estás nervioso?’, preguntó él. ‘Imaginate, Diego, te estoy tomando la presión’, le respondí. Ya habíamos ganado el Mundial de México 1986, era una cosa de locos», completó.