Recientemente, a los 40 años de edad, Marcelo Barovero tomó la determinación de ponerle punto final a su dilatada y exitosa trayectoria como profesional. Lo hizo después de haber dejado una huella imborrable, fundamentalmente en River Plate.
Sucede que el arquero que también militó en Atlético de Rafaela, Huracán, Vélez Sarsfield, Necaxa, Rayados de Monterrey, Burgos, Atlético San Luis y Banfield lo ganó prácticamente todo defendiendo la portería de los del barrio porteño de Núñez.
Sin ir más lejos, Trapito formó parte de la conquista del Torneo Final 2014, la Copa Campeonato 2014, la Copa Sudamericana 2014, la Copa Libertadores 2015, la Recopa Sudamericana 2015 y la Copa Suruga Bank 2015 con el combinado Millonario.
Pero, al mismo tiempo, el nacido en Porteña, provincia de Córdoba, también cosechó dos títulos con Vélez, tres con Rayados de Monterrey, uno con Necaxa y otro con Burgos, además de haber sido convocado para la Selección Argentina.
Sin embargo, en el presente, después de colgar los guantes, Barovero se encuentra desempeñándose en un rol completamente diferente. El mismo se traduce en brindar charlas motivacionales apoyado en toda su experiencia y en sus vivencias.
Estas charlas motivacionales encabezadas por Barovero apuntan a grupos de personas, clubes, instituciones y empresas bajo la denominación «Perseverancia, liderazgo, resiliencia y la unión del deporte con la vida». Sí, realmente inesperado.
«Por las circunstancias y por el tiempo de desarrollo del partido, aquel penal contra Boca muestra todo lo que hay que prepararse para lo que uno desea. Uno quizás está años y años persiguiendo algo y nunca sabe cuándo va a llegar. Y en el momento en que llega esa chance, hay que estar a la altura, hay que estar preparado», le confió Barovero a Infobae.
«Es una de las cosas que intento enseñar a través de mis charlas. Es clave el componente mental para responder a una circunstancia que nunca se ha vivido. Hay que tratar de minimizarla a pesar del entorno y la tensión que se respira, y recordar que no deja de ser una jugada. La clave es encontrar la lucidez ante tanta adrenalina. Y eso se puede aplicar a todos los órdenes de la vida», completó al respecto.