Boca volvió a festejar en un penal, aunque en este caso no se trató de ninguna defición desde los 12 pasos sino de una de las últimas jugadas del partido de este domingo ante Newell’s en la Bombonera. Porque el gol de Miguel Merentiel por esa vía, a los 44 minutos del segundo tiempo, le permite al equipo dirigido por el entrenador interino Mariano Herrón mantener la posibilidad de lograr la clasificación para la Copa Libertadores 2024 medienta de la tabla anual del fútbol argentino, sin tener que estar obligado a conseguir el título de la Copa Argentina para alcanzar ese objetivo.
No se trata de una tarea sencilla y tampoco depende exclusivamente de Boca su boleto a la próximo edición de la competencia más importante de Sudamérica. Con River ya clasificado por haber ganado la Liga Profesional 2023, hoy hay tres equipos en zona de Libertadores: Talleres (64 puntos) Godoy Cruz (62) y Rosario Central (62). Detrás, Estudiantes tiene 61 unidades, igual que San Lorenzo y Boca suma 59. Por lo tanto, el equipo de Herrón tendrá que ganarle al Tomba en Mendoza y contar con la suerte de que sus rivales en esta disputa no superen los 62 puntos: Rosario Central visita a Arsenal, Estudiantes recibe a Lanús y San Lorenzo juega como local ante Central Córdoba.
Si no consigue el pasaje a la Libertadores 2024 por la tabla anual, Boca cuenta con otras chances. La que parece más factible es la del título en la Copa Argentina, ya que está a dos partidos de lograrlo: superar la semifinal contra Estudiantes y la final ante San Lorenzo o Defensa y Justicia. Si no, la otra oportunidad que le queda es que River o Godoy Cruz salgan campeones de la Copa LPF, porque así se agregaría (en caso de que el Millonario repita el título de la LPF) o se liberaría (si es el Tomba el que da la vuelta) un cupo en la tabla anual.
Es cierto, son muchas las condiciones que tienen que darse, pero este domingo parecía que la chance de la tabla general de la temporada se esfumaba y en un minuto Boca recuperó esa posibilidad. Fue una señal positiva después de la tristeza en el Maracaná, de la renuncia del Jorge Almirón y cargar con el peso de tener que ganar la Copa Argentina para volver a competir por la tan ansiada y esquiva Séptima Libertadores.
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