Hay dos clases de personas respecto a sus autos. Están los que simplemente lo llaman así, auto, mi coche, a lo sumo se refieren a ellos por su modelo o marca, y están los que los bautizan. Les dan una identidad, los convierten en reflejo de quienes son. La reconocida actriz y conductora Carolina Papaleo se alista entre estos últimos, y para ADN+ y Car One nos relata la historia de su primer amor con ruedas. «Mi primer auto fue un Renault 12 blanco, yo había juntado plata para comprarme un usado, pero mi papá (Osvaldo Papaleo) me ayudó y me completó el dinero para que me pudiera comprar un 0km”, cuenta la hija de la también reconocida actriz Irma Roy.
«El auto tenía nombre, por supuesto, y se llamaba ‘Mechi’, por que ése era el nombre de mi personaje en Vínculos 2», el recordado ciclo unitario de la televisión argentina. Carolina se define como fanática, y como tal su auto va más allá de ser solamente un vehículo, y “Mechi” (el Renault 12 blanco) no era la excepción: “Mi auto era todo, realmente. Era mi casita, en general me pasa eso, son una especie de casa: puedo llevar desde ropa, zapatos, zapatillas o cualquier vestuario hasta comidas o bebidas”.
En sí, un pequeño universo rodante para Papaleo: “Puedo llegar a salir de la facultad vestida más casual y de repente llegar a una entrega de premios y bajar vestida de gala con maquillaje y peinado, y todo gracias a mis autos-casa, y a ese Renault 12 que empezó esta pasión que tengo”. ¿De dónde salió esa motivación especial por lo autos? Respuesta desconocida. “Soy muy fierrera, muy, y nadie sabe bien en mi familia porque soy tan fierrera, todos se preguntan la razón: yo elijo muy bien el auto que me compro, me gusta que el auto cuente quien soy yo en ese momento, así que me encantan los autos, sobre todo los autos raros”.
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“Nunca voy a olvidarme de esa primera sensación, del olor del auto, de las cosas que sentí al manejarlo, el primer auto realmente es imposible de olvidar”. Como a Carolina, poniéndole nombre o llamándolo auto, esa primera experiencia a todos nos resulta particularmente emocionante.