Investigadores del Instituto de Lactología Industrial del Conicet de Santa Fe dieron curso a un largo proceso que derivó en el yogurt saludable, que mejora los indicadores sanguíneos y sintomáticos del aparato digestivo. ¿Qué resultados arrojaron los experimentos?
El producto fue desarrollado por el Instituto Inlain, bajo la órbita del Conicet Santa Fe y la Universidad Nacional del Litoral (UNL). Los resultados mostraron que “se mejoraron varios parámetros sanguíneos, mejoran los síntomas gastrointestinales (sobre todo en mujeres), y hubo ligeros cambios en la microbiota que podrían estar relacionados a la disminución de bacterias inflamatorias”, explicó Gabriel Vinderola, parte del equipo.
Vinderola detalló además que el yogurt “tiene mayor contenido de proteínas para dar saciedad; no contienen lactosa, por la problemática creciente de intolerantes; y cuenta con la menor cantidad de potenciales sellos negros (etiquetado frontal) porque se utilizó como único edulcorante: stevia.”
En principio, se ensayó “en un modelo animal de obesidad”, en el cual ratones con una alimentación rica en grasas recibieron el producto y por lo tanto mejoraron los parámetros inflamatorios de la dieta. Fue la primera pista para trasladar el experimento a humanos.
Posteriormente, se trasladó el análisis de campo a personas, con el apoyo de médicos de la Facultad de Ciencias Médicas (FCM) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y el Dr. Fabio Nachman, gastroenterólogo de la Fundación Favaloro. Así, 43 voluntarios de diversas edades comenzaron a consumir el yogur y mostraron buenos resultados en los parámetros sanguíneos y digestivos.
Según los investigadores, los voluntarios también destacaron “lo rico y lo bien que les caía el producto”; por lo que esperan poder transferir su patente a alguna empresa láctea para su producción y comercialización “con algún alegato de salud si se lo presenta al Anmat como un nuevo alimento funcional”, explicó la directora del Inlain, Andrea Quiberoni.