El avance consiste en cultivar bacterias que transformen los residuos agroindustriales en tintes biodegradables y de alta calidad. Esa es la esencia de la primera tintura textil de origen microbiano, que se presenta como la revolución en los colorantes biodegradables y que mitiga el fuerte impacto ambiental.
Esteban Silva, uno de los pioneros, aseguró que no existen este tipo de colorantes en el mercado, ya que la mayoría se consigue de manera sintética y tiene un origen químico, que es responsable de gran parte de la contaminación del agua.

Los nuevos métodos de producción impactarán de manera positiva en la industria textil.
Protiva Bioinks tiene desarrollados los prototipos para cuatro colores de tintura «a escala de laboratorio» -rosa magenta, amarillo, violeta azulado y negro- y estiman que el producto podría comenzar a comercializarse en el mercado «dentro de tres años».
«Los colorantes que producimos tienen relación con lo que se busca en la industria textil. El negro obviamente se usa un montón, pero los otros tres son colores que tienen mucho contraste entre sí, que se encuentran ubicados en espacios distantes del (espectro) color y podés mezclarlos entre sí para lograr los tonos intermedios», dijo el licenciado en Biología Molecular.
Cabe destacar que Protiva logró varios reconocimientos por el proyecto: el premio a la innovación 2021 de la Fundación Grupo Delsud; el «Potenciar Nuestra Innovación» (PONI) 2023 de la Fundación Empretec, INJUVA y la Subsecretaría de Desarrollo Emprendedor; y «Soluciones Innovadoras Banco Nación 2023».

Esteban Silva junto a Carola Campanelli, licenciada en Biotécnica, en una premiación.
«Protiva está muy enfocado en resolver una problemática, que es la contaminación que provoca los tintes sintéticos que requieren mucha cantidad de agua potable que al final del proceso deja de serlo porque muchos de los colorantes no migran a las telas y terminan siendo descartados diluidos al ambiente donde puede tardar 50 años en degradase; porque si bien hay plantas de tratamiento de efluentes textiles, suelen ser muy costosos e inaccesible para cualquier empresa», agregó Silva.
«En cambio los colorantes naturales son biodegradables pero además, con la fórmula de aplicación, buscamos que migren totalmente la tela y no quede en el efluente textil; ahora, si queda, es un colorante sin impacto ambiental», concluyó el fundador de la firma que revolucionó a la ciencia.