La música sana. Sergio López se aferró a la máxima y le dio rienda a la idea de cantar por los pasillos del hospital San Antonio de Padua de la ciudad sureña de Córdoba. Así, con guitarra en mano, transita sus jornadas con el grupo de cantores para llevar un poco de alegría en el centro médico.
“El poder de la música es tremendo, lo que origina en la persona cantar una estrofa, cantar una melodía… Cuando el paciente se pone a cantar con nosotros, se revaloriza el momento, la canción actúa como un protector sano y llena de magia el espacio. Cantar sana y cantar a conciencia mucho más”, dice López, quien aclara que lo suyo no son clases de canto, sino que apunta a que las personas puedan hacer “un reconocimiento del poder único de la propia voz y su dimensión energética. Esta terapia mejora la autoestima y confianza respecto a capacidades y logros. Aparte, se comprobó que aumentan las emociones positivas por liberación de endorfinas, estabilizando y equilibrando el humor”.
Fernando Fossati, jefe de servicio de Clínica Médica acompaña las “Serenatas del bienestar” por el tercer piso, y expresa: “Esto es toda una novedad para nosotros, creo que los pacientes lo disfrutan y es una forma de levantar el espíritu, el alma de la gente, en un momento difícil que están pasando en la internación”. “Sí, alegra un momento en que la gente está deprimida, depresiva. Es muy positivo”, acota su colega, Javier Bertola.
“He cantado una canción de cuna a metros de una incubadora y el bebé al escuchar la guitarra mueve sus manitas… me ha pasado de haber conocido niños que, después de salir de terapia parecen reconocer mi voz, sin haberme visto jamás”, relata emocionado el trovador, que deja otra estrofa: “En la de terapia de adultos, hay pacientes en situaciones terminales que reaccionan de manera inesperada para ser parte de la magia. Allí la Serenata del bienestar, puede ser también para el buen morir, para quien se despide de este plano y se marcha con mucha paz”.
Acordes solidarios
López trabajó durante doce años con personas con discapacidad y creó el grupo “Los duendes del viento”, que recorrió los escenarios más reconocidos del país y grabó dos discos junto a artistas nacionales. También estuvo ocho años con canto terapéutico en salud mental en el viejo hospital de Río Cuarto. Tras perfeccionarse en la musicoterapia, decidió formar grupos de cantoterapia integradora. En la actualidad tiene más de 130 alumnos en diferentes ámbitos.