El periplo terminó para Agustín Ochoa, el argentino que cruzó el continente africano en bicicleta. En total, recorrió 13.000 kilómetros, desde El Cairo (Egipto) hasta Ciudad del Cabo (Sudáfrica). Su aventura, tuvo un fin humanitario y solidario que se mantiene.
En cada parada, Ochoa ofreció charlas motivacionales en distintas escuelas y conoció un término que marcó su vida: el autoliderazgo.

Agustín Ochoa y una de las postales, cruzando África a bordo de su bicicleta.
“Entendí a hablar de actitudes proactivas, que es cuando vos tomás el liderazgo de vos mismos y no te cruzás de brazos ante lo que está pasando. El ser humano es el mismo, nacido en Australia, India o Sudán”, dijo.
Agustín decidió tirar todas sus fichas: tenía un trabajo estable en una empresa y se había recibido de Licenciado en Economía. Un video de un ciclista mexicano lo convenció a salir al mundo, con un dato no menor: no sabía pedalear y terminó aprendiendo de grande.
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Así, salió desde Egipto, con “Lucía”, como denominó a su cleta, con el objetivo de realizar 100 kilómetros diarios. Ah, sin mapa ni GPS. Mantuvo todos los cuidados correspondientes (robos y ataques de animales salvajes) y en una semana llegó a transitar por el desierto y por el frío gélido.
El viaje dejó una huella imborrable en Agustín, que se involucró con organizaciones, como “Racing Solidario” y CILSA, donde constantemente realiza campañas para la adquisición de sillas de ruedas para niños. Creó una plataforma personal, donde ofrece servicios de coaching y charlas motivacionales.
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