El lunes 21 de abril falleció el Papa Francisco, una de de las personas más significativas del siglo XXI. Su partida, que está siendo muy sufrida por todo los fieles, despertó una oleada de mensajes recordándolo con cariño, anécdotas y repitiendo parte de sus mensajes. Con la intención de mantener su memoria viva, el cineasta Martin Scorsese confirmó que producirá un documental con la última charla que tuvieron juntos.
Según explicaron en las últimas horas, el largometraje se llamará «Aldeas, a New Story» (Aldeas, una nueva historia) y presentará conversaciones inéditas entre el director y el Sumo Pontífice argentino al mismo tiempo que reunirá «a diversas comunidades de todo el mundo para contar sus propias historias, celebrar sus identidades y preservar su legado cultural a través del cine».
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Además del estadounidense, el proyectó estará producido por Sikelia Productions, Massive Owl Productions y Aldeas Scholas Film, perteneciente a Scholas Occurrentes, la organización sin fines de lucro que creó el líder de la Iglesia Católica en 2013 para fomentar los encuentros entre jóvenes.
Tras dar a conocer la noticia, el creador de obras como «Buenos muchachos» o «El lobo de Wall Street» comentó en un comunicado que «para el Papa Francisco era importante que personas de todo el mundo intercambiaran ideas con respeto, preservando al mismo tiempo su identidad cultural«. Y sumó: «Ahora, más que nunca, necesitamos hablar y escucharnos mutuamente, independientemente de nuestra cultura. Una de las mejores maneras de lograrlo es compartir nuestras historias, reflejadas en nuestras vidas y experiencias personales. Nos ayuda a comprender y valorar cómo cada uno ve el mundo. Y el cine es el mejor medio para hacerlo».
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Las palabras de Scorsese tras el fallecimiento de Francisco
Luego de confirmarse la muerte del Cardenal de Roma, el emblemático director lanzó un comunicado que fue difundido por el portal Variety. En el mismo, comentó que podrían decirse muchas cosas sobre la importancia que tuvo Francisco y todo lo que significó para el mundo, la iglesia y el papado, pero que él no era la persona más idónea para hacerlo. Y añadió: «Fue, en todos los sentidos, un ser humano extraordinario. Reconoció sus propios defectos. Irradiaba sabiduría. Irradiaba bondad. Tenía un compromiso férreo con el bien».
En la misma línea, continuó: «Sabía en el fondo de su alma que la ignorancia era una terrible plaga para la humanidad. Por eso nunca dejó de aprender. Y nunca dejó de iluminar. Y abrazó, predicó y practicó el perdón. Un perdón universal y constante».
Y, concluyendo, definió: «La pérdida es profunda para mí; tuve la suerte de conocerlo y extrañaré su presencia y su calidez. Es una pérdida inmensa para el mundo. Pero dejó una luz que jamás podrá extinguirse».