El chamamé es un género que está arraigado al gen argentino. Nació en Corrientes, pero ya es parte de todos. Hoy se festeja su día en honor a una de sus figuras. A raíz del ritmo, se han manifestado grandes manifestaciones culturales, tanto en la música como en la danza. Además, dio el puntapié a la conformación de diversos festivales.
Con las figuras del acordeón, el bandoneón y la guitarra criolla, este género se empezó a expandir por todo el país e incluso irrumpió en los países limítrofes.
Antonio Tarragó Ros, uno de los referentes del chamamé.
La fecha de celebración hace referencia a una de las figuras emblemáticas de este género: Mario del Tránsito Cocomarola, quien murió un 19 de septiembre de 1974.
Su obra cumbre, “Kilómetro 11″, es considerada el himno del ritmo correntino. El “Taita”, parte de una generación de grandes músicos, logró que los sonidos de su tierra se escucharan en todo el país. Emblemáticas piezas como “Retorno”, “Puente Pexoa”, “El Zaino”, “Mírame”, “Virgencita de Itatí”, “La Picada”, “Amor Supremo”, “Camino del Diablo” y “Las Tres Marías” forman parte de su clásico repertorio.
Mario del Trásito Cocomarola, exponente del ritmo, es considerado el padre del chamamé.
Además, varios artistas del folclore en sí, han incursionado en este género, donde también se destacan Antonio Tarragó Ros, Los Hermanos Barrios y el Chango Spasiuk.
Su nombre, legado de la lengua guaraní, encierra múltiples significados: “cualquier cosa”, pero también resonancias de “che aimé amamé” podría ser “yo estoy en la lluvia”, mientras que “che ámame” sería “a mi amada”.
