Debido a la orden del Juzgado Federal de Pehuajó y el Departamento de Delitos Ambientales de la Policía Federal Argentina, se dieron los allanamientos sobre un centro gastronómico y un complejo de cabañas. Allí, mantenían de manera ilegal a dos monos carayá, una especie amenazada por los últimos incendios en el norte argentino. Los animales recibieron asistencia de manera inmediata y fueron trasladados a Córdoba, donde se los tratará para su reinserción.
El escenario era aberrante. Los propietarios utilizaban a los monos para exhibirlos. Ambos sitios, fundamentales para el turismo del lugar, aprovechaban el caudal de gente para mostrar a los monos, que eran acogidos de la peor manera, con un arnés metálico y el otro, en una jaula.
Y eso no fue todo, porque tras la requisa, aparecieron carpinchos, ñandúes, cotorras, un cráneo con astas de ciervo de los pantanos, otros dos de ciervo colorado y una taxidermia de yacaré. Todas las piezas se encontraban almacenadas de manera ilegal debido a que no contaban con la documentación pertinente.
La especie carayá negro o mono aullador es oriunda del norte argentino y otros países cercanos a la cuenca amazónica de Sudamérica, que a raíz de la deforestación, los incendios originados por la gran sequía y la caza furtiva, dichos ejemplares se encuentran como especie amenazada en la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.