La ONU decidió incluir un plan de acción en la arquitectura mundial «en beneficio de las personas, el planeta y la prosperidad». Es por eso que plantea un cambio de paradigmas en la forma de diseñar y construir edificios y casas.
A la vez, existen más reglas que están obligando al sector de la construcción a trabajar con la pauta de provocar un mínimo impacto ambiental. Tras la pandemia, se empezaron a valorar los espacios abiertos, naturalizados con luz solar y aire. También se destacan aquellos edificios que se encuentran preparados para los desastres naturales y la tecnología ya ocupa un rol indispensable. Gracias a la tecnología, los sistemas de iluminación y climatización pueden analizar datos y optimizar el rendimiento.
En nuestro país ya hay edificaciones que siguen estas normas. Tanto en viviendas como en complejos habitacionales. En La Matanza, por ejemplo, proyectan un polo tecnológico con todas estas medidas y Ezeiza se convirtió en el primer distrito que adoptó 46 paneles solares en todo su edificio municipal, con la idea de disminuir el consumo eléctrico y brindar un mejor servicio en toda la red de la zona.
Las propuestas del pacto mundial
- Edificios con cubiertas vegetales que mejoren el aislamiento y la calidad del aire de las ciudades.
- Desarrollo de materiales para capturar dióxido de carbono de la atmósfera.
- Edificios inteligentes para aumentar la accesibilidad e inclusión de las personas mayores o personas con problemas de movilidad.
- Uso de realidad virtual para mejorar los diseños de los edificios.
- Utilización de robótica en la industria de la construcción.
- Construcción modular y prefabricada unida a la impresión 3D.
- Uso de micro generadores basados en la energía aerotérmica o la geotermia para la climatización.