El Changuito Zeballos, el pibe que gambeteó hasta a la adversidad

Atrevido y gambeteador, desde la llegada de Gago a Boca volvió a mostrar su mejor faceta y se transformó en la figura del equipo dejando atrás las lesiones y las decisiones de los anteriores técnicos que lo fueron relegando.

Por Cholo Sottile

Dic 11, 2024

La gambeta siempre fue un rasgo distintivo del fútbol argentino. En los últimos tiempos lamentablemente se perdió. El juego de academia pareció robarle lugar a la inspiración del potrero. Hasta hubo entrenadores que suplicaron volver a estos tiempos de la técnica al servicio del freno y el engaño para superar al marcador. Uno fue el Flaco Gareca, que vio al fútbol a dos toques -recepción y pase- como ese nuevo enemigo. Aunque siempre alguien se rebela a la tendencia. Y allí surge Exequiel Zeballos, el delantero de Boca que fue capaz de gambetear hasta a la adversidad. En el ciclo Gago, dos meses en los que sumó más resultados que juego, la gran figura del equipo fue el Changuito. Boca vive necesitado de ganar, o sea, no es para menospreciar las victorias en cadena. Aunque los destellos de calidad fueron más individuales, tuvieron que ver con el 7, el extremo que lleva la camiseta de Guillermo Barros Schelotto.

El entrenador le dio la confianza que otros habían esbozado en charlas privadas pero no tanto en los hechos. Una de las primeras decisiones del Negro Ibarra había sido sentarlo en el banco. Almirón le prometió oportunidades que llegaron en cuentagotas. Y Diego Martínez pretendió transformarlo en enganche cuando su juego piensa más en el final de sus jugadas que en la asistencia a un centrodelantero… Gago lo ubicó donde más rinde: por izquierda, suelto, con libertad para encarar. Y el chico de 22 años le dio respaldo a su talento. Ya un tiempo antes de la asunción de Fernando, el Changuito ya había reforzado su entrenamiento personal para dar el salto de calidad que varias lesiones complicadas habían interrumpido. Así, Zeballos ahora es un jugador que pica feliz por la Bombonera y le provoca una sonrisa a los hinchas. Hoy es el futbolista que levanta a la gente de su platea.

En el Mundo Boca siempre se anda por las banquinas. Por un par de partidos buenos de un jugador se lo puede pedir para la Selección, o por un pase que no entró se llega a desacreditar la evolución de un jugador. Hace una semana, potenciado por el reclamo público evitable de Cavani, se repasó cuadro por cuadro si Zeballos tenía la opción de habilitar a la estrella de Boca y no lo hizo. En términos futboleros, se debatió si había pecado de morfón. O sea, ese egoísmo que a veces arrastran los delanteros que necesitan imponerse con un gol. Se habló, con más concepto y contemplación, de su evolución como futbolista para encontrar pases donde los caminos parecen cerrarse. Tal vez la historia era más sencilla. Había hecho una larga carrera para entrar al área, la pelota se le había quedado atrás, y después fue una milésima de segundo hasta que el pase ya no entraba.

Todo cambió unos días después, el domingo pasado, contra Newell’s. Después de una buena secuencia de pases de Boca, y tras un par de toques inteligentes de Pol Fernández, llegó la habilitación para Zeballos dentro del área, por izquierda. Frenó y ahí vio una asistencia genial, que resolvió con el borde externo del pie derecho como si fuera el Riquelme futbolista. O un Zidane. Encontró a Zenón por el segundo palo y Boca se llevó tres puntos vitales para vivir otra semana en paz mientras asegura su lugar en la Copa Libertadores. Suena tan oportunista como vacío creer que el Changuito aprendió en un par de días del reto del capitán, fundamentalmente porque es un jugador más de asistencias que de goles. Dentro de su menú de recursos, y hasta entendiendo que hay momentos donde busca lucirse y consolidarse, están esos destellos de calidad. Aun cuando tenga más atributos de segundo delantero que de enlace.

Un guiño del destino después de varias curvas traicioneras para el chico de las Inferiores de Boca. «Hola, soy Exequiel Zeballos. Mi sueño es jugar en la Bombonera y tirar magia». Así se presentó a mediados de 2015, cuando tenía apenas 13 años, en un video que hace un tiempo se hizo viral, como todo lo que ocurre con chicos como él. Había sido captado por Diego Mazzilli, reclutador de varios de los talentos que ahora ya son conocidos en Primera. Hoy al pibe santiagueño todos le dicen Changuito, aunque cuando apareció por Boca le decían «Palacio» por Rodrigo, a partir de que tenía una colita como el ex delantero que la rompió en club y jugó en el Mundial 2006. Es el delantero que debutó en Primera en noviembre del 2020, con 18 años, contra Newell’s. Esa vez entró por Sebastián Villa y luego Miguel Russo le daría minutos en el equipo. Después, las lesiones lo dejaron muchísimo tiempo fuera de las canchas.

Inolvidable el patadón de Milton Leyendeker esa noche de Copa Argentina, a los 5 minutos del partido con Agropecuario a mediados del 2022. Pero él encaró cada recuperación con una sonrisa y mucho optimismo, cerca de su gente de siempre, sin los entornos que rompen el desarrollo de los jugadores. Así, por estos días vive su mejor momento desde que empezó a encarar en el fútbol grande. Valorado por la gente, que siempre tiene un plus emocional con los chicos surgidos de la cantera. Temido por los rivales, que saben que siempre va a gambetear pero no para dónde. Y respaldado por un entrenador que quiere aportar a su desarrollo para que el talento sea cada vez más determinante en su Boca. Para hacerlo volar, entonces, al Changuito hay que dejarlo gambetear…

Cholo Sottile

Cholo Sottile es periodista deportivo con 30 años en los medios. Actualmente es columnista en F90 y Equipo F, por ESPN. Su carrera arrancó en la grafica, en Clarín Deportes. Y trabajó más de 20 años en Olé, donde inició la aventura del primer diario deportivo de la Argentina. Cubrió 5 Mundiales entre cientos de eventos, donde realizó recordadas entrevistas con Maradona, Messi y los grandes personajes del mundo del fútbol. Escribió el primer libro en el país del capitán de la Selección: “Messi, el distinto”.

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