El hallazgo sorprendió a todos los investigadores. Tras el estudio que fue publicado por la revista Proceedings of the Nacional Academy of Sciences, se llegó a la conclusión de que los delfines cambian el tono de sus sonidos cuando se comunican hacia sus hijos, al igual que los humanos.
El silbido es una señal única, equivalente a pronunciar su propio nombre. A partir del chillido característico, los mamíferos informan sobre su ubicación. Según los estudiosos, los animales emiten un sonido especial para dirigirse a sus crías.
Los delfines fueron capturados brevemente en el área de Sarasota y en sus cabezas se les conectaron hidrófonos, para luego liberarlos y comenzar a registrar cada uno de los sonidos emitidos. Los silbidos grabados mostraron que cuando se dirigían a sus crías, “las frecuencias eran significativamente más altas y los rangos de frecuencia eran más amplios”.
En ese sentido, cuando los delfines dirigen la señal a sus crías, el tono del silbido de la madre es más agudo y el rango de tonos es mayor de lo habitual. Para obtener estos datos, los científicos se valieron de los micrófonos especiales durante más de tres décadas. De esa manera, pudieron grabar a los animales en los años en que tenían crías y cuando ya no las tenían.
Todavía se desconoce por qué el ser humano y los defines utilizan un lenguaje distinto al hablar con los bebés y crías, respectivamente. Sin embargo, se cree que los ayuda a aprender a emitir nuevos sonidos.
La ecolocalización
Los delfines usan ondas sonoras para determinar la ubicación de objetos e el espacio. Gracias al rebote acústico, pueden dar a conocer el lugar por donde circulan. También es fundamental para rastrear las zonas de alimentos. Es la misma herramienta que usan los murciélagos para orientarse.