Paula y Rubén vivían en Banfield, pero un día patearon el tablero y buscaron tranquilidad a 140 kilómetros de CABA. Eligieron Carlos Beguerie, una localidad de 450 habitantes ubicada perteneciente a Roque Pérez, pero en realidad, está alejada del casco urbano, entre el centro de dicha ciudad y San Miguel del Monte. Ahí, en la inmensidad de la llanura, gestaron un movimiento único en la provincia y lo convirtieron en su fuente de trabajo.

El patio principal del hospedaje.
La oportunidad apareció de inmediato. Un vecino necesitaba vender su casa y la transacción se hizo de palabra, como en el campo. Eso sí, había que darle batalla a la humedad ante estructuras de 111 años. Entonces surgió la idea de rellenar las manchas con pedacitos de cerámicas de la calle con el método trencadis.

La entrada al pueblo bonaerense, que en un momento tuvo su auge con el ferrocarril.
“Empezamos con una reparación y terminamos haciendo arte a cielo abierto. Después, seguimos con los postes y dibujamos pájaros por todos los rincones”, contó Paula, quien con el correr de los días, junto a su pareja, le dio forma a El Rebusque, el hotel artístico de Roque Pérez que se hizo conocido por sus fachadas.
Desde el municipio contactaron a los vecinos para hacer un mural sobre las Islas Malvinas. Fue así que Beguerie, por primera vez en su historia, le rindió homenaje a sus excombatientes.

La bicicleta en la vereda, una de las postales de Beguerie.
“Mi gran sueño es que Beguerie sea reconocido como el pueblo rural del trencadis. Este es un lugar con mucha buena energía, acá dormimos con las puertas abiertas y las bicicletas del alojamiento están todo el año afuera. Acá hay patria chica”, finalizó, orgullosa, la mujer.