Recientemente, el Papa Francisco diagramó la gira más importante, extensa y prolongada desde que asumió hace más de una década, allá por 2013. Sin embargo, el argentino no tiene descanso y ahora inició una nueva travesía por el mundo.
Tras ese viaje por países de Asia y Oceanía, el sumo pontífice afrontó el puntapié inicial rumbo a dos naciones del continente europeo. Se trata de Luxemburgo y Bélgica, donde su presencia es muy esperada por gran parte de la población.
En primera instancia, el Papa Francisco recalará en Luxemburgo. Posteriormente se trasladará hasta Bruselas, la capital de Bélgica, donde permanecerá hasta el domingo, momento en el que le pondrá punto final a esta nueva gira.
En este nuevo viaje, Bergoglio se reunirá con fieles católicos de los dos países que albergan a muchas instituciones europeas. Se da en medio de un contexto internacional realmente tenso, donde espera hacer llegar un mensaje contundente.
El objetivo es expresar «una palabra dirigida al corazón de Europa», hablando «sobre el papel que quiere desempeñar en el mundo en un futuro próximo» para la acogida y la solidaridad entre las naciones, según indicó Matteo Bruni, director del servicio de prensa de la Santa Sede.
Antes de su partida, el Papa Francisco calificó de «inaceptable» la «terrible escalada» en Líbano, además de llamar a la comunidad internacional a hacer lo posible para ponerle fin a esta situación que está atormentando al mundo entero.
A su vez, este viaje de Bergoglio se traducirá también en una oportunidad inmejorable para abordar el complejo expediente de las violencias sexuales contra menores por miembros del clero en territorio belga.