Tras comenzar los saludos en el Regina Caeli celebrado este domingo en el Palacio Apostólico, el Papa Francisco pidió que se frene la violencia entre Israel y Palestina en la guerra de Medio Oriente.
El Sumo Pontífice, que aprovecha cada oportunidad que tiene para bajar un mensaje de paz, explicó que sigue preocupado y con dolor por la situación que están atravesando continente asiático: «Renuevo mi llamamiento a no ceder a la lógica de la reivindicación de la guerra, y a dejar que prevalezcan en su lugar las vías del diálogo y de la diplomacia, que tanto pueden hacer. Rezo cada día por la paz y espero que esos dos pueblos puedan dejar pronto de sufrir«, comentó.
En la misma línea, el cardenal de Roma mantuvo en sus pensamientos a Ucrania, «que tanto sufre» por la guerra que está sobrellevando con Rusia desde el 24 de febrero de 2022. Además, dirigió su oración al padre Matteo Pettinari, quien pertenecía a la Orden de los Misioneros de la Consolata y falleció el 18 de abril en un accidente de tránsito en Costa de Marfil, donde misionaba desde hacía 13 años: «Dejó un gran testimonio de amor y de generoso servicio«, manifestó el argentino.
¿Qué pregonó Francisco en la misa?
Además de orar por la guerra en Medio Oriente y el fallecimiento del misionero, el Papa le dedicó la misa a Jesús Buen Pastor y explicó cuál es el significado de dar la vida por las propias ovejas, tal cual se puede leer en el capítulo 10 del Evangelio de Juan: «Ser pastor, especialmente en tiempos de Cristo, no era solo un oficio, sino toda una vida: no se trataba de tener una ocupación determinada, sino de compartir los días enteros, e incluso las noches, con las ovejas, de vivir en simbiosis con ellas», declaró.
Y añadió: «Jesús, de hecho, explica que no es un mercenario, al que no le importan las ovejas, sino el que las conoce. Él conoce las ovejas. Así es: el Señor, pastor de todos nosotros, nos conoce, conoce cada uno de nosotros, nos llama por nuestro nombre y cuando nos descarriamos, nos busca hasta que nos encuentra».
Además, el pontífice exclamó que el amor de Jesús no es sólo una guía o un slogan: «Él piensa en mi, soy insustituible, valgo el precio infinito de su vida. Y esto no es un modo de decir: Él dio realmente su vida por mí, murió y resucitó por mí, ¿por qué? Porque me ama y encuentra en mí una belleza que yo a menudo no veo».
Y completó: «Hoy Jesús nos dice que nosotros para Él valemos mucho y siempre. Y entonces, para encontrarnos a nosotros mismos, lo primero que hay que hacer es situarnos en su presencia, dejarnos acoger y aliviar los por brazos amorosos de nuestro Buen Pastor».