Nuestro país tomó como referencia al deporte de los ingleses locos y se empezó a practicar en todos lados: en las plazas, en los barrios y en las estaciones de ferrocarriles. Justamente, un británico, Tomás Hogg, dio el puntapié para crear el Buenos Ayres Football Club, un 9 de mayo de 1867.
Un diario muy reconocido en la época, “The Standar”, dio detalles sobre el acto fundacional: “Se realizará una reunión preliminar el próximo jueves por la noche, en calle Temple, frente al número 46, con el propósito de elaborar normas y reglas para partidos de fútbol a jugar en la cancha de cricket durante el invierno. Se solicita la asistencia de todas las personas interesadas”.
La razón por la que habían incursionado en esta nueva disciplina se la contó Hogg al diario Standard en una carta. “A mi juicio, este juego tardará mucho en extenderse hasta entre los mismos residentes británicos, pero pienso insistir, porque lo considero el mejor pasatiempo, más fácil y barato para la juventud de la clase media, como también para el pueblo. Mi gran amor es el cricket, pero lo estoy descuidando en aras del fútbol”, afirmó.
Claro, es que dicho deporte (que se juega con un bate y una pelota) fue inspirador, tres años antes. Es más, también tomaron como modelo algunas reglas del rugby, ya que hasta el momento había varias apreciaciones sobre las sanciones.
Según los libros, un 12 de abril de 1891el club jugó el primer partido en el país, ante Saint Andrew’s. Fue derrota 5 a 2.
El club se refundó en 1873 y dejó de existir en 1881. Ese año, el primer equipo jugó amistosos contra el Zingari Cricket Club y el Montevideo Cricket Club. La semilla del deporte de los locos ya había empezado a germinar.