El cantito hacía vibrar a la Bombonera. «Vale 10 palos verdes, se llama Maradona… Y cuando va a la cancha, La 12 le agradece, todo lo que Dieguito se merece», era la parte publicable de la letra ochentosa que se repitió durante largos años. Ahí el ídolo más popular de todos se asomaba orgulloso de su palco, o donde estuviera, y les agradecía orgulloso a sus fieles. Hoy los tiempos han cambiado. Los números de las transferencias muchas veces son obscenos, como alguna vez definió Bielsa. Y con la aparición a billeterazo limpio de Arabia se explica que hace algunas horas nomás haya ejecutado la cláusula de rescisión Equi Fernández para irse por 20 millones de dólares.
Después del golpe que resultó quedarse afuera de los Juegos Olímpicos, el volante de 22 años y los dos perfiles -por momentos parece tan zurdo como derecho- decidió asegurar su futuro económico e irse al desconocido Al Qadsiah árabe, aun cuando Mascherano lo había definido como el mejor del fútbol argentino. Podrá debatirse si su juego no podía abrirle una liga top. Aunque la necesidad y ser la mejor oferta lo llevó a asegurar su futuro como hace con la pelota en los pases. A veces resulta sencillo jugar con la cuenta bancaria del otro sin saber de dónde vienen o el miedo a una lesión. O en todo caso, el Equi va a una competencia que busca ser mejor a partir de la inyección de talentos como él.
Equi se va después de 67 partidos, 3 goles y dos asistencias con la camiseta de Boca. Ya la camiseta no le quedaba grande, como cuando apareció con su cuerpo flaquito en los campos de entrenamiento del club con apenas 9 años. Ese chico de San Miguel ahora se transformó en la segunda transferencia más alta del ciclo Riquelme, detrás de los 21 millones de dólares que paga Chelsea por Anselmino. Aun cuando técnicamente ejecutó la cláusula, porque el club no quería venderlo y evitó a su modo no entrar en una negociación. Sea real o parte de un mundo de rumores, al haber definido su salida después del 2 de agosto generó automáticamente que a Boca le entraran 5 millones de dólares más.
Así entra en el podio de las mejores ventas junto a las de Fernando Gago (27.800.000 dólares en 2006 al Real Madrid), Walter Samuel (21 millones en el 2000 a la Roma) y su compañero Anselmino, que seguirá un año más vestido de azul y amarillo. Se da en el mismo número que la salida de Rodrigo Betancur a la Juventus en el 2015. Y por encima de la transferencia de Ever Banega (18 millones en el 2007 al Sevilla). Con la particularidad que salvo Samuel, que llegó de Newell’s, los otros son futbolistas surgidos de las Inferiores de Boca, donde siempre hubo talento, aunque en otros tiempos era más difícil imponerse en grupo en la Primera del club. Era un fútbol de más figuras.
Equi Fernández de hecho debutó el 8 de mayo de 2001, con Miguel Russo como entrenador, en un 0-1 con Patronato. Jugó de volante central, detrás de una línea de 4 jugadores que fueron el Changuito Zeballos, Capaldo, Gonzalo Maroni y Obando. Adelante jugó Franco Soldano, esa vez de 9. La crónica del diario deportivo Olé puntualizó su aparición como poco de lo positivo, más por la llegada a Primera que por el rendimiento dentro de un equipo alternativo que no rindió bien. Después, Equi debió irse una temporada a Tigre para tomar ritmo. Allí no sólo la rompió en un recordado doble 5 con el Perro Prediger, si no que tuvo a Diego Martínez, el mismo entrenador de los últimos días en Boca.
Ahora, en el 2024 se transformó en la figura de su equipo, en otro recordado mediocampo con Pol Fernández, Medina y Zenón, el único «extra partidario», producto de las inferiores de Unión. Hasta que ahora le llegó la posibilidad de partir y no lo dudó mucho. Rápidamente les avisó a los dirigentes que él se quería ir al Exterior. «Me crié, crecí, aprendí, debuté y jugué en el club de mis amores… ¡Fui muy feliz como jugador y seré muy feliz como hincha el resto de mi vida!”, dijo en su despedida al modo de estos tiempos, hablándole a los hinchas por redes sociales. En los tiempos del cantito, Diego valía apenas 10 palos verdes y no se iba saludando por el teléfono… Hoy las costumbres son distintas. Aunque los que juegan bien de verdad, como los goles, cuestan muchísimo dinero.
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