Equi Fernández, el pibe que retrocedió para tomar impulso

Ganarse un lugar en Boca no es fácil y él lo vivió en carne propia. Se formó en el club, pero tuvo que irse a Tigre para mostrarse y que lo volvieran a considerar. Ahí, como en las Inferiores, lo tuvo Diego Martínez, quien hoy lo disfruta y elogia: "Juega igual en cualquier cancha como en su barrio en San Miguel".

Por Cholo Sottile

May 21, 2024

Al chico de un equipo grande le puede destrozar la moral tener que irse a préstamo. Puede dudar de su capacidad, poner en jaque su cabeza y repercutir en sus piernas. Tal vez piensa que jamás volverá. Cuando Equi Fernández se puso la camiseta de Boca de nene, en esos videos que hoy son virales y hablaba de Gago e Iniesta como modelo, soñó con debutar y brillar en su club. Aunque entendió que a veces hay que retroceder para tomar impulso. O ni siquiera eso: avanzar con menos flashes también es crecer. El había sido titular y campeón en Reserva en 2021, pero en el año de Mundial se fue a buscar ritmo de Primera a Tigre. Diego Martínez, su actual entrenador, lo conocía de las Inferiores y le abrió el mediocampo de su equipo. Ezequiel, nombre que casi no usa, arrancó como doble 5 con Prediger de guardaespaldas y después se hizo eje del equipo. Hasta que Boca fue a su repesca porque ya estaba listo para el salto.

Equi Fernández, con Diego Martínez detrás, cuando compartieron en Tigre.

Habían pasado ya 42 partidos, justo su número de camiseta, un máster en Primera. La continuidad que le faltaba, porque en su club sólo había jugado el doblete de los pibes que tuvieron que salir a la cancha después del escándalo en Brasil por la Libertadores, y uno de Copa Argentina contra Patronato. En su lugar se había hecho indiscutido Alan Varela, hasta que fue vendido al Porto de Portugal. Sin saber si será él mismo final de película, Equi escribe una historia con algunas coincidencias con Enzo Fernández. El ex volante de River en su momento lloró cuando tuvo que ir cedido a Defensa y Justicia. Asumió el reto, la rompió, regresó cerca de Gallardo, siguió su carrera en ascenso y en un año metió vuelta olímpica, pase a Benfica y convocatoria a la Copa del Mundo hasta ser campeón. El chico de Boca en este 2024 es uno de los mejores mediocampistas de la Argentina, fue figura contra Racing y San Lorenzo, el domingo tuvo un segundo tiempo inolvidable, es parte de la Sub 23 para los Juegos y cuentan que está en el radar de Scaloni para la Selección Mayor…

«No soy de hacer muchos goles. Soy volante», aclaró en esa nota de chico que hoy inunda las redes sociales. Ahí está otro logro del fin de semana: el jugador de 21 años metió sus primeros goles en el fútbol grande. Habían pasado 103 partidos entre los 61 de Boca y el resto en Tigre. Llegar al área lo haría más completo, por supuesto, aunque él se destaca por su pase preciso, su manejo de los dos perfiles, su habilidad para proteger la pelota. En Santiago del Estero dio un concierto. Fue el dueño del partido, cerebro pensante y ejecutante. Eso le valora su entrenador. Y su personalidad. “Lo conocemos muy bien al Chueco. No creo que el gol sea su principal característica. Pero sí tiene que estar en esta función, jugando unos metros más arriba, y Pol ser el de equilibrio. Debe tenerlo. Y es tan receptivo, tan pillo, tan de barrio, que le está agregando cuestiones tácticas a sus características. Llegó con nosotros en Tigre, vio dónde podía meterse, y fue doble cinco. Después fue cinco solo. Hoy es casi un enlace, de área a área, como dicen en Europa. Juega de la misma manera que cuando lo conocí de chico. Juega igual en cualquier cancha como en su barrio en San Miguel”, describió orgulloso Diego Martínez.

De arco a arco jugó contra Central Córdoba: liberado en la cancha porque los relevos y la salida la hacía Pol Fernández, primero tiró una pared en el área para su primer gol (taco de baby fútbol de Zenón); después llegó al área acompañando una definición de Merentiel que pegó en el travesaño. Doblete para romper un registro que tenía su último gol el 31 de agosto de 2019, en un 3-0 a Huracán el campeonato de Sexta, según la búsqueda minuciosa de Silvio Maverino. Ese día, Equi abrió el partido para el equipo que dirigía el Chavo Pinto, el ex lateral de Boca en la época de Carlos Bianchi. Desde ese punto de partida, gritó después de 148 partidos. Aunque hay más concepto en su juego que números: ya maduro, a dos meses de cumplir 22 años y con más de 100 juegos en Primera, se siente titular y la confianza libera todo su talento. En un Boca que padeció atrás, pero otra vez buscó sumar pases en la transición volantes-delanteros, le resulta hasta más sencillo jugar. El equipo tiene su estilo. En gran parte fue virtud de Equi Fernández, en el podio de los jugadores de Riquelme en el 2024, un lugar de preponderancia que comparte con Zenón y el mismísimo Cavani. Se ve que se fue un rato para volver mejor…

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