Con azúcar, con edulcorante, amargo, en madera, en calabaza o en cerámica. El mate es parte de la tradición argentina y se ceba de mil formas. Hoy se conmemora su día de este símbolo que forma parte de todos.
Desde el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) se destaca que más del 90% de los hogares en Argentina consumen yerba mate de manera regular. Esta infusión no solo forma parte de la vida cotidiana, sino que está arraigada en las tradiciones sociales del país, ya que el acto de compartir un mate refuerza el sentido de comunidad.
El mate es una bebida rica en antioxidantes, vitaminas del grupo B y C, y minerales como potasio, magnesio y hierro, lo que lo convierte en un aliado para la salud. Además, actúa como diurético y ayuda a combatir la retención de líquidos y el estreñimiento.
A lo largo de los siglos, la bebida atravesó diferentes etapas, desde ser un símbolo de resistencia en momentos históricos de lucha hasta convertirse en una tradición cotidiana. A día de hoy, sigue siendo la bebida más popular en Argentina y parte indispensable de la vida social y cultural.
Este símbolo tiene sus raíces en los pueblos originarios del noreste de Argentina, como los Guaraníes, quienes cultivaban la planta de yerba mate, llamada “Ilex paraguariensis”, de la que extraían sus hojas para preparar una infusión con propiedades estimulantes. En esa época, la yerba mate era consumida en una calabaza, conocida como mate, y se compartía en ceremonias de comunión y entre amigos, lo que se mantiene como tradición hoy en día.
¿Por qué se festeja el 30 de noviembre?
Esta fecha (establecida en 2014 por la Ley 27.117) fue elegida en honor al nacimiento del líder guaraní y caudillo Andrés Guacurari, quien desempeñó un papel fundamental el desarrollo de la yerba mate en la Argentina.
“Andresito” también fue gobernador de Misiones y promovió una ley para preservar y fomentar la producción local.