Si hay una historia llena de emoción, conmueve a propios y extraños y se traduce en una sucesión de hechos digna de imitar y de aplaudir de pie, esa es la que tiene al argentino Román Luna como protagonista principal.
Sucede que este hombre estuvo 10 años sin ser diagnosticado de esclerosis múltiple y debió luchar contra la depresión. Sin embargo, se terminó imponiendo en dicha batalla y cruzó la Cordillera de los Andes.
«En 2012 tuve los mismos síntomas que en el año 2002, lo que pasa es que en ese momento no tuve diagnóstico. En 2012 me diagnostican acá en Buenos Aires. Empecé a sentirme mal, a tener visión borrosa, no sentía la parte izquierda de mi cuerpo, me tropezaba, me caía, sentía mucho hormigueo y empecé a tener dificultad para hablar», comenzó narrando Román.
«Ahí decidí, viviendo en Rosario, ir al médico. En esa época todavía había bastante desconocimiento sobre esta patología, que se dice enfermedades raras o poco frecuentes, no tuve un diagnóstico y la sorteé sin tomar ningún medicamento, sin nada», profundizó en diálogo con Infobae.
«Mi familia me ayudó a salir de ese momento. Yo pienso que mi pilar fundamental es la familia. Mi compañera y mis hijos son el motor, ese combustible que uno necesita a diario para poder seguir en la lucha», continuó.
Y luego llegó la proeza: «Fue algo inigualable. Para mí es como haber entrado a la cancha de River, que fue el último club donde pisé un estadio. Haber llegado con la bandera, con mi hija, haber cruzado, fue lo máximo que me pasó en la vida a nivel deportivo».
«No hay persona que no pueda transformar lo negativo en positivo. Yo lo transformé a través del deporte, me involucré con la comunicación y me hice una promesa de difundir. Pero uno lo puede hacer a través del arte, de la comunicación, de cualquier cosa», completó.
