Las herramientas acompañaron a Tomás desde muy chico, en el taller de carpintería de su padre en San Miguel. La manipulación, el desgaste y la escasez de algunos modelos llamaron la atención en el joven, que empezó a equiparse y a investigar para ofrecerle más herramientas, valga la redundancia, al trabajador. Probó con un gramil, la idea fue todo un éxito, y desde ahí no paró.
Detrás de Industria Argentina, el selló que eligió para acompañar a cada producto de carpintería, ebanistería y lutería, hay una historia. Luego de dar sus primeros pasos en el taller familiar, el chico decidió pegar un portazo en plena pandemia y abandonó la Licenciatura en Urbanización para perseguir su sueño con las herramientas. Su abuelo le transmitió la información sobre los métodos de fabricación de 1900 y Tomás, agarró la posta. De manera manual, claro.
Al principio, se dedicó a la venta de espejos, hasta que finalmente, con un amigo en sociedad, se pudo equipar para darle rienda a varios instrumentos. Eso sí, al principio fue prueba y error, hasta que se pudo armar de un stock de más de 50 herramientas.
Y entre todas, le dio curso al gramil, la vedette de todos sus productos. Una pieza de trabajo utilizada para hacer medidas, que ya no se consigue. “Es una herramienta de carpintería clásica, la número uno para mí, porque se pueden hacer muchas cosas y sigue siendo difícil de conseguir acá porque las buenas salen carísimas. Cuando ya teníamos varias hechas lo compartí en un Instagram donde subía cosas de carpintería y ebanistería, y le gustó mucho a coleccionistas de herramientas, y también personas que hacen trabajo fino con maderas macizas”, cuenta Tomás.
Al tiempo, ante la gran demanda, sumó a su hermano para manejar las redes sociales y las ventas online. Los precios, en un mercado tan complicado, fue un dilema desde el arranque: “A veces resignamos un poco de nuestra ganancia para ofrecer un producto que a la gente le sirva y le sea útil, porque nosotros recién estamos empezando y nos sirve que nos reconozcan por tener buenos productos, de calidad, a buen precio, para llegar a más público y seguir expandiéndonos”.
Claro, es que los pedidos tuvieron la firma de Brasil, Paraguay, Uruguay y hasta ¡Australia! “Siempre fui muy patriota, y me encanta que la industria argentina rompa barreras porque de verdad tenemos mucho para ofrecer y hay interés en otras partes del mundo”, concluye el fabricante.