Don José pasó toda una vida a bordo. A los 102 años fue homenajeado por la Asociación de Infantes de Marina de la Armada Argentina y fue condecorado como socio honorario en la Base Naval Puerto Belgrano de Punta Alta.
“Lolo”, como lo bautizó la familia, nació en Neuquén pero vive en la ciudad de Cipoletti, en Río Negro. Hace 15 años perdió la audición, pero no se rindió y siguió buscando formas de comunicarse con sus seres queridos. “Le quiero agradecer a toda mi familia, a todos los que están presentes, los que me acompañan en mi día, porque yo soy un tipo feliz, y así como estoy, aunque me cuesten algunas cosas, yo quiero seguir viviendo”, contó en la celebración emotiva.
José fue sorteado para entrar a la Marina entre 1941 y 1943. Ahí aprendió a leer y escribir, mientras se desarrollaba la Segunda Guerra Mundial. Hace poco, visitó la base y en el museo rememoró hechos de la época en la que prestaba servicio. Es más, grabó tutoriales sobre el uso de varias armas y cañones.
Ariela, su hija, le avisó sobre el homenaje con un comunicado: “Mañana vamos a ir a la base del puerto Belgrano, porque te van a realizar un homenaje por haber sido el marinero más antiguo de todos estos años. Vienen los comandantes de Buenos Aires, que te van a entregar un escudo y un diploma, te eligieron para que representes a los conscriptos de la Armada Argentina en todo el país. ¡Estamos muy orgullosos!”.
Cuando falleció su esposa, ‘Lolo’ tuvo un ACV y tuvo que comenzar otra vez. Aprendió a modular, a comunicarse y a moverse. Los médicos quedaron sorprendidos por la evolución del hombre que vuelve de manera rutinaria al mismo lugar donde trabajó durante 80 años.
“Me avisaron de allá arriba que todavía no hay lugar, así que todavía me pienso quedar”, contó Don José, quien a los 102 años se convirtió en un referente como el marinero más longevo, pero que se siente con la vitalidad de un adolescente.