La solidaridad se demuestra en todos los ámbitos. En Junín, Buenos Aires, una red de proteccionistas le dio una segunda oportunidad a “Lolo”, un caniche que iba a ser sacrificado ya que no podía caminar por una malformación de nacimiento.
La conversación que desató el alerta fue muy cruel, la compradora del animal, se dio cuenta del problema y optó por matar al caniche: “No camina”, fue la explicación que dio. Es ahí cuando intervino el grupo de rescatistas de animales.
Carolina Cervasio fue la encargada de poner en marcha el plan para adoptar al caniche. Y no es el único, ya tiene casi 10 perros en su propia casa, todos recuperados de distintas situaciones. De manera independiente, lleva años rescatando animales abandonados, lastimados, descartados.
«Lolo» logró sobrevivir gracias al interés de Carolina. Acá, con u nueva familia.
Cuando dio a conocer la historia de “Lolo”, la respuesta que recibió fue conmovedora. Cientos de personas desconocidas no dudaron en donarle dinero para el tratamiento. Hubo personas que la conocían y que le acercaron dinero; otras, que la cruzaron en la calle y le preguntaban cómo colaborar. Toda la ciudad de Junín se impuso la misión de salvar la vida del caniche.
El caniche, con su carrito improvisado, jugando por toda la casa.
Luego de descartar que la invalidez fuera por causas neurológicas, comenzó otra etapa para la salud del perrito que terminó en cuatro cirugías realizadas en Junín. Un experto fue lapidario y avisó que ya no había forma de corregir la malformación en las patitas.
Y fue ahí que Carolina decidió construir un carrito para que pueda moverse. Además, le adaptó la casa con rampas. “Anda para todos lados, ¡es un chivo! Le gusta estar en el sol, sentir calor; después entra a la casa, o se corre donde hay sombra. Es como un chico”, comentó la mujer que para solventar los gastos vende piedras pintadas a mano en las ferias de la ciudad. La historia de “Lolo”, cruzó las fronteras y llegó a México.
Ver esta publicación en Instagram
