Jaulas Vacías, una ONG que rescata animales: “Era una casa de familia y se resignó la paz para ayudar”

Jaulas Vacías es un santuario de animales en Pilar que lleva casi una década ayudando a todo tipo de animales. Lucrecia Juin, directora del lugar, nos contó cómo inició el proyecto y todo lo que necesita para poder seguir dando asistencia.

El Santuario Jaulas Vacías, ubicado en la localidad de Pilar, lleva casi una década rescatando distintos tipos de animales en situación de calle o, incluso, en peores circunstancias. Lucrecia Juin es la directora de esta ONG y quien, junto a su familia, inició esta “hermosa locura” desde antes de que se gestara la idea: “El refugio en realidad no tuvo un punto de partida claro, pero sí desde hace un año y medio que estamos registrados como ONG en la provincia de Buenos Aires. Yo me mudé al campo de chica, mi vieja siempre fue muy bichera, le gustaba ayudar a los animales de la calle”.

Actualmente poseen más de 200 animales y decenas de voluntarios dispuestos a ayudar a los distintos perros, gatos, caballos, entre otros muchos tipos de especies. Este tipo de iniciativas suelen llevar mucho trabajo, esfuerzo y sacrificio. Lucrecia se tomó el tiempo para poder explicar a través de ADN+ todo lo que rodea al santuario.

-¿Cómo empezó el refugio?

-Pasamos de una casa de una hectárea y media a un campito en Pilar, entonces se ampliaron las posibilidades porque a veces uno dice que no puede ayudar más por no tener más espacio. Se fueron sumando perros, un día ayudamos a un caballo, otro a 10 gatos y de golpe nos encontramos que, si queríamos seguir haciendo eso, que era inevitable por la cantidad de animales abandonados y maltratados, teníamos que darle un formato más institucional. Eso porque necesitábamos encontrar gente que aporte económicamente y también como mano de obra, todos voluntarios. Hace entre ocho y nueve años empezamos a abrir el espacio para que la gente pueda venir a ayudar. Fuimos cinco al inicio, con jornadas específicas y más semanales, y hoy tenemos un grupo de voluntarios de redes y otros presenciales, que son como 50 y vienen casi todos los días.

-No es fácil iniciar y mantener un refugio. ¿Tuvieron que hacer algunos sacrificios para que funcionase?

-Yo estoy estudiando derecho y lo llevo haciendo desde hace un montón, ya llegará el título. Ahora me estoy pudiendo enfocar mejor, en los primeros años era muy desorganizado al no ordenar realmente la idea del santuario. Yo no tenía 35 horas al día, entonces en vez de meter tres materias, metía una o ninguna. Hubo sacrificios míos, de mi familia y de todos en general. Algunos voluntarios han pedido día en el trabajo, perdido un parcial o resignado vacaciones, sobre todo por emergencias que no se pueden postergar. Por ejemplo, tres caballos internados o el estado de un perro viejo. Por suerte tenemos gente que es de oro. Era una casa de familia y se resignó la paz para ayudar. Cada uno aporta desde su lado.

-¿Qué otras necesidades tuvieron que sortear?

-Hubo épocas donde no se llegaba a comprar la comida, nunca les faltó alimento, pero sí tuvimos que hacer muchas cosas para lograrlo. La difusión en redes sociales fue clave. Hoy no estamos sobrados, hicimos mejoras en infraestructuras, pero todo es presupuesto. En este país, lo económico siempre es exigido para cualquier ONG, pero estamos pudiendo lograr cosas que antes parecían impensadas.

-¿Qué tipos de animales tienen en el santuario?

-Tenemos tres chanchos, el número de caballos varía por la adopción, pero llegamos a tener 70. Los perros y gatos oscilan entre los 40 y 60. También tenemos gallinas, cabras, dos vacas y un toro, que como no nos daba el lugar en el recinto, los mandamos a un campo pensionado y los vamos a visitar.

-¿Algunos animales son propios de la familia y no de la ONG?

-Hay algunos perros y gatos que nos adoptaron más ellos a nosotros que nosotros a ellos. Tenemos una que llamamos Salchipapa, que la dimos en adopción cuando estuvo relativamente poco tiempo, pero después de algunos meses nos llamó la familia a decirnos que no se adaptaba, estaba deprimida y no jugaba. La fuimos a buscar y se quedó con nosotros, así lo decidió ella.

-¿Pasó alguna vez que hayan tenido animales conflictivos?

-Nos ha pasado con algún perro, cuando los levantás de la calle, no sabés con qué carácter y vivencias vienen. Tratamos de educarlos y que recuperen la confianza, el perro responde al miedo o trauma que tienen, es común agarrar una escoba y que 10 o 15 perros se agachen. Tratamos que pierdan el miedo y lo conseguimos con la gran mayoría, no es el mismo animal el que llega que el que se va. A algunos nos cuesta integrarlos a la manada porque se pelean con otros perros o porque les llama la atención los caballos y los corren o muerden. En ese caso, además de educarlos, buscamos tránsitos para que no conflictué la manada. Algunos prefieren el mimo y otros son más independientes, cada uno es un mundo, más que nada siendo adultos. Con los caballos pasa lo mismo.

-¿Cómo es el sistema de adopción?

-Depende el individuo y la especie, a los caballos la gente los suele buscar para usarlos y nosotros no estamos de acuerdo en eso, son parte de una familia. Viajamos a los campos, se tiene que rellenar un formulario de pre adopción en el link del perfil de Instagram (@santuario.jaulas.vacias) y si logran pasarlo, hacemos una entrevista virtual. Después viajamos al campo para revisar seguridad y forma de vida. Hablamos con los adoptantes y les pasamos un cuadro de gastos para que sean conscientes de lo caro que es tener un caballo. Con los perros y gatos es más sencillo, pero también le damos mucha importancia, sobre la alimentación, salud, responsabilidad e insistimos mucho con el uso de collar y chapita.

-En distintos países se utiliza un chip para identificar las familias de los animales perdidos o abandonados. ¿Se podría implementar acá?

-El chip no va a funcionar por la cantidad de perros y gatos que se abandonan (se reportaron más de 6 millones de perros y gatos callejeros según un estudio realizado en 2024). Primero habría que resolver todos los problemas de base sobre la responsabilidad. Mi opinión es que no tiene sentido, no funciona como geolocalizador, alguien lo tiene que levantar, llevar a la veterinaria y ahí ver si das con el adoptante, y nadie está levantando a los 10/15 perros que hay por barrio. Si se va implementar algo, se debería respetar la reglamentación de las castraciones masivas de cada municipio. También es concientizar: castrar previene enfermedades, los machos terminan con problemas de la próstata u hormonales. Las hembras tienen problemas durante el parto, hace poco rescatamos a una perrita de una casa en construcción con ocho cachorros, seis murieron a pesar de tener la mejor atención y cuidado.

-¿Cómo se encuentra el refugio en la actualidad?

-En este momento, es el tercer fin de semana de trabajo completo para construir establos nuevos porque venimos de un rescate muy grande de caballos en el último año. Decidimos que tenemos que mejorar la infraestructura y arrancamos en los establos. Estamos por terminar los primeros cuatros y queremos hacer otros cuatro o cinco más, quedaron muy lindos. También queremos construir un galpón para las herramientas y para trabajar, una casa o cabaña para voluntarios, para que se puedan quedar por la noche. Hay veces que nos escriben de afuera y quieren venir a colaborar, pero al no tener donde alojarlos, vienen un par de horas y se tienen que ir.

-¿Cuál es la manera de contactarse con la ONG?

-Es el foco al cual apuntar y desarrollar, la conexión con la gente que les interesa lo que hacemos. A través de las redes sociales la gente se entera de lo que hacemos, colabora y es como atraemos empresas. De ahí ingresa la plata para seguir con el proyecto, además de tener las adopciones y también resolvemos algunos problemas que nos mandan, tratamos de escucharlos e intentar ayudar.

-Los veterinarios son primordiales para su tarea, ¿ellos también son voluntarios?

-Los que trabajan acá cobran, sí se copan en hacer precio o cobrando una consulta cuando hacen varias. Generalmente ayudan buscando donaciones de medicamentos. Una veterinaria viene a hacer fisioterapia a animales viejos y nos hace precio especial, originalmente venía solo por los perros, pero terminó aprendiendo a hacerlo con los caballos. Tenemos varias veterinarias, algunas para especies únicas y otras que varían.

-¿Trabajan con algunas empresas que les ayudan a alivianar los problemas económicos?

-Tenemos algunas que colaboran con nosotros, siempre lo publicamos por redes sociales. V-Go es una empresa de delivery vegano, nos ayudan con la posibilidad de que cuando hacen un pedido pueden derivar un porcentaje de la compra a distintos lugares, y uno es nuestra ONG. Si llevas bolsas de comida vacías de Old Prince o de Fauna a Nutrican, que es una Petshop con más de 15 locales en Buenos Aires, y decís o aclarás de alguna forma que es para nosotros, nos suma un kilo de alimento para los perros.

-¿Cómo se puede colaborar?

Para colaborar se puede rellenar el formulario para ser voluntario o se puede donar de distintas formas, todo desde el perfil de Instagram (@santuario.jaulas.vacias). Hacemos algunas preguntas, como qué día y horarios tienen disponibles. La única exigencia que estamos poniendo que selecciones un día y horario fijo para cumplir cada semana, para tener un control y que se pueda manejar mejor todo. Con menos tiempo que eso, perdés cancha por el ingreso y salida constante de animales, al venir con menos regularidad, te olvidás de cosas básicas o no tenés un total conocimiento de lo que está pasando en el lugar. Perder la idea de la rutina y el trato con cada animal, necesitás una relación semana a semana. Siempre intentamos enseñarles a todos, sobre todo, pero también necesitamos que sean autónomos. Difundir también ayuda mucho, como con los animales que tenemos en adopción. Y en invierno también hacemos colectas de mantas para los animales.

Martín Rodriguez Pinto

Noticias relacionadas

Seguí leyendo: