27.400 días y otras tantas noches. El cantautor, poeta y pintor Joaquín Sabina festeja este lunes 75 años de una vida inabarcable, llena de amores, éxitos y una carrera profesional envidiable. Uno de los mejores artistas y letristas de la escena española, autor de canciones que son himnos y bandas sonoras que acompañan vivencias de varias generaciones. El intérprete de éxitos como “19 días y 500 noches”, “Y nos dieron las diez”, «Dieguitos y Mafaldas» y “La puerta de Alcalá” llega a los 75 con la incógnita acerca de su futuro en los escenarios. El pasado diciembre, en Madrid, puso punto final a la gira «Contra todo pronóstico» (que aquí paseó durante marzo del 2023 por escenarios de Buenos Aires, Córdoba y Mendoza), un título que alude al haber sobrevivido a los graves problemas de salud de los últimos años. También por entonces se estrenó el documental sobre su vida “Sintiéndolo mucho”, dirigido por su compatriota Fernando León de Aranoa.
Joaquín Ramón Martínez Sabina nació el 12 de febrero de 1949 en Úbeda, un pueblo de Andalucía, España. Su padre era policía, pero dedicaba tiempo a la poesía en sus tiempos libres. Esto hizo que se interesara desde joven en la escritura y composición. Madrileño de corazón y de adopción, estudió Filología románica en Granada, hasta que en 1970 tuvo que exiliarse en Londres, después de atacar una sucursal bancaria en protesta por el proceso de Burgos. Pero su vida más que por su ideología o por las ciudades en las que ha vivido ha venido marcada por su carrera profesional.
La década del 80 fue clave para la carrera de Sabina. Lanzó siete discos entre los que destacan «Malas compañías», «Ruleta rusa» y «Mentiras piadosas». Sin embargo, alcanzó un reconocimiento internacional con «19 días y 500 noches» en 1999, álbum que se encuentra en el puesto siete del ranking de los 50 mejores discos de rock español de la revista Rolling Stone en España. Fue reconocido en varias oportunidades por su labor como artista: recibió múltiples premios Grammy Latinos y el Premio Nacional de las Letras Españolas en 2021. Algunas de sus canciones emblema son “Con la frente marchita”, “A la orilla de la chimenea”, “19 días y 500 noches”, “Contigo”, “Amor se llama el juego”, “Tan joven y tan viejo”, “Siete crisantemos”, “La canción más hermosa del mundo”, “Y sin embargo”, “Nos sobran los motivos”, “Donde habita el olvido”, “Calle melancolía”, «Lo niego todo» y “El boulevard de los sueños rotos”, por citar apenas un puñado de ellas.
Existe una pieza que conecta a este artista con la Argentina, que rinde homenaje a uno de sus romances. En 1998 Sabina se encontraba grabando su disco Enemigos Íntimos junto a Fito Paez en la Argentina , cuando conoció a Paula Seminara. Se trataba de una joven oriunda de González Catán, quien había asistido a uno de sus conciertos. El vínculo duró unos meses, en los cuales el artista visitaba a su pareja en el oeste de la provincia de Buenos Aires. A partir de esta relación, Sabina escribió “Dieguitos y Mafaldas”. El estribillo de esta canción menciona a González Catán, el colectivo 86 y a los “veinte tangos de Manzi en los baúles”, en honor al abuelo de Paula. Esta canción es un homenaje a su romance y a la cultura argentina, expuesta en sus detalles y en su título, que enmarca a dos de sus mayores íconos.
“Yo no quiero 14 de febrero ni cumpleaños feliz” canta Joaquín Sabina en «Contigo», una de sus canciones de amor más celebradas. Se desconoce si este miércoles celebrará el día de los enamorados con la fotógrafa peruana Jimena Coronado con la que se casó el 20 de junio del 2020, después de más de dos décadas juntos. Lo cierto, es que el «Flaco» de Úbeda, a sus 75 años, posee una trayectoria musical tan popular e irreverente como brillante. Dueño de un estilo personal y descontracturado para abordar las relaciones sentimentales por fuera de toda corrección política, Joaquín se ha revelado como un maestro de la palabra cantada y un inspirado constructor de historias y leyendas con las que supo delinear su propio mito. ¡Feliz cumple, Maestro!