“La primera vez que tuve contacto con un auto fue un Volkswagen Escarabajo, allá en Cusco, en 1975; y en el verano de 1976 vinimos en ese Escarabajo desde Perú hasta Mar del Plata, naturalmente era mi padre (el también actor José Palomino), viajamos todo por Chile y regresamos por Bolivia, y si bien tendría 13 ó 14 años, con ese auto aprendí a manejar y hasta conduje por algún trayecto”, rememora el actor que fue parte del elenco de la recordada telenovela “Carola Casini”, junto a Araceli González, en 1997.
“Mi primer auto propio – y digo propio porque me lo pude comprar con mi salario de actor – fue también un Volkswagen, en esta caso un Gol gris oscuro, el que tenía una línea cuadrada, que se lo compré a Luciano Castro, quien a su vez se lo había ganado jugando al futbol en lo de (Marcelo) Tinelli”, recuerda Palomino a través de ADN+ y Car One. Años 90, años de convertibilidad y de brillo para los programas de la TV argentina, que regalaban autos como hoy regalan mini pimmers.
Ese primer auto inolvidable para cualquier persona tiene un condimento especial cuando uno mismo puede comprarlo con su esfuerzo. Por eso le toma un cariño especial. Palomino insiste: “Fue el primer auto que accedí con mi salario de actor. Le puse un alerón, lo cuidaba mucho, y con ese auto tuve mi primer choque: me chocaron en realidad, me rompieron toda la parte de atrás del auto. Igual antes de llegar a ese auto, mi padre me había regalado un Fitito amarillo, un auto que estaba todo tuneado, todo masillado, le vendieron un paquete y lo tuve durante casi un año, mientras estudiaba en la escuela de teatro”.
Juan Acosta y su primer auto: no sabía manejar y salió al volante desde la concesionaria
Sigamos con la sensación gratificante del primer auto, de tener algo propio, y también de las decepciones que a veces ocurren. “Ese auto para mi significó mucho en lo personal, fue un crecimiento notable más allá de ser algo material”. Palomino lo tuvo hasta que la circunstancias lo sorprendieron. “Me lo robaron, en el verano del 97, estaba esperando para grabar un corto en el que hacía de policía encubierto, entonces estaba leyendo el diario en el auto y vino un tipo con una gorra y me dice ‘correte’ y yo pensando que era una joda, empecé a forcejear hasta que sacó una pistola, y apareció otro tipo del lado de la puerta del acompañante que me sacó a la fuerza y me disparó tres veces: por suerte no me pegó ninguno porque me caí al piso, y se llevaron el Gol gris”. La realidad superando a la ficción, capítulo mil.
Cosas de la vida, ese auto nunca más apareció, el seguro pagó lo que correspondía y Juan Palomino pudo comprarse una camioneta con la que soñaba y la cual lo acompañó muchos años: “Me compré una Ford Bronco 1981 y la hice pintar toda de negro, como la camioneta que usaba Javier Bardem en la película Perdita Durango, de Alex de la Iglesia”.