En un contexto mundial donde la preocupación por la contaminación plástica y el cambio climático están en la cúspide de la agenda científica global, la investigadora argentina Carla di Luca, quien forma parte del equipo que logró desarrollar el método para degradar nanoplásticos en el agua, conversó desde Madrid con ADN+ y aseguró que “siendo prudentemente optimistas estos resultados son muy alentadores y prometedores”. Esta científica argentina, que actualmente reside en España cursando una de las becas más prestigiosas de la Unión Europea, deslumbra con su labor como investigadora adjunta del CONICET y docente en la Universidad Nacional de Mar del Plata, y explica: “Es muy importante que la gente tome conciencia de lo que significa desechar los plásticos en el medio ambiente”.
Las becas Marie Curie, conocidas por ser altamente competitivas, reconocen y financian proyectos individuales de excelencia académica. El año pasado, solo dos argentinos, un antropólogo y Carla di Luca, fueron galardonados con este prestigioso reconocimiento. Estas becas no solo son codiciadas en todo el mundo, sino que también son un testimonio del talento y la capacidad de los científicos que las reciben. Di Luca compartió sus pensamientos sobre su proyecto y la importancia del trabajo en equipo. «El trabajo en equipo ha sido fundamental en este proyecto. La colaboración entre biólogos, químicos, ingenieros y expertos en nanotecnología fue esencial para desarrollar una solución integral. Como científicos, no podemos abordar estos desafíos por separado; debemos unir fuerzas», enfatizó.
Carla también expresó su gratitud por la oportunidad de trabajar en Madrid: «Si bien es un desafío vivir en otro país, ya había estado en España varias veces debido a nuestras colaboraciones científicas. Trabajar aquí me brinda la oportunidad de aprender de colegas que admiro y que siempre quise tener como compañeros de investigación. Esta experiencia enriquece nuestra red de colaboración científica y contribuye al crecimiento de nuestra comunidad global de científicos».
En cuanto a la relevancia de su investigación, di Luca es consciente que se trata de un primer paso muy importante y destaca: «La contaminación por nanoplásticos es uno de los desafíos ambientales más apremiantes del siglo XXI, junto con el cambio climático. Aunque estamos en una etapa inicial, nuestros resultados son alentadores y prometedores. No solo estamos desarrollando una tecnología efectiva para degradar nanoplásticos, sino que también estamos generando conciencia sobre la importancia de reducir el consumo de plástico de un solo uso y promover regulaciones más estrictas». De hecho esta semana, la Unión Europea prohibió el uso de microplásticos en varios productos de comercialización cotidiana.
El objetivo del trabajo apunta a explorar la aplicación de distintas tecnologías de tratamiento avanzadas sostenibles para degradar micro y nanoplásticos en agua. En un estudio recientemente publicado en el Journal of Environmental Chemical Engineering, se pudo demostrar la efectividad del tratamiento “foto-Fenton” para la degradación rápida y completa de nanoplásticos de poliestireno en condiciones ambientales.
Sobre su innovador método basado en el proceso foto-Fenton, di Luca explicó: «Nuestro método utiliza una combinación de peróxido de hidrógeno, un catalizador de hierro y una fuente de luz potente. Lo que lo hace excepcional es su velocidad; puede degradar completamente los nanoplásticos en menos de una hora a temperatura ambiente. Esto marca una diferencia significativa en comparación con otros métodos más lentos y menos efectivos».
En cuanto a la aplicación a gran escala de esta tecnología, es optimista: «Si bien aún estamos en las primeras etapas, estamos avanzando hacia la escalabilidad de este proceso. Esto dependerá del interés de la industria y la inversión en la investigación. Estamos explorando colaboraciones con el sector privado para llevar nuestras soluciones al mundo real».
Di Luca concluyó agradeciendo a todas las personas y organizaciones que han apoyado su investigación, desde la Unión Europea hasta CONICET y la Universidad Nacional de Mar del Plata. Aparte de Di Luca, el estudio contó con la participación de Jorge García, David Ortiz, Macarena Muñoz, Jaime Carbajo, Zahara Martínez de Pedro y José Antonio Casas de Pedro, en colaboración con la empresa de base tecnológica CAPTOPLASTIC S.L.
Di Luca es un ejemplo inspirador de cómo la formación académica de excelencia en Argentina, el apoyo invalorable del CONICET, la colaboración internacional, la pasión por la investigación y el compromiso con la protección del medio ambiente pueden abrir nuevos caminos hacia un futuro más limpio y sostenible. Su trabajo nos recuerda que la ciencia y la innovación son fundamentales para abordar los desafíos globales de nuestro tiempo
¿Qué son los nanoplásticos?
Son partículas producidas no intencionalmente (es decir, a partir de la degradación y la fabricación de piezas plásticas), dentro del rango de tamaño de 1 a 1000 nm (0,0001 cm). Los nanoplásticos se absorben, ingieren o inhalan y se trasladan a otros tejidos y órganos más fácilmente que las partículas más grandes