El 5 de abril de 1994 el mundo se paralizó por completo al enterarse del fallecimiento de Kurt Cobain, el mítico líder de Nirvana que decidió acabar con su vida a los 27 años. Hoy, tres décadas después del trágico evento que dejó un vacío imposible de llenar en la cultura popular, Frances Bean Cobain, hija del cantante, publicó un emotivo mensaje en las redes sociales recordando a su padre.
La joven de 31 años aprovechó el millón y medio de seguidores que tiene en su cuenta de Instagram para postear fotos de su progenitor y hablar del significado de la muerte: «La mayor lección que he aprendido a través del duelo durante casi todo el tiempo que he estado consciente es que tiene un propósito. La dualidad de vida y muerte, dolor y alegría, yin y yang, deben existir uno al lado del otro o nada de esto tendría significado alguno. Es la naturaleza no permanente de la existencia humana la que nos arroja a las profundidades de nuestras vidas más auténticas. Resulta que no hay mayor motivación para inclinarse hacia la conciencia amorosa que saber que todo termina«, explicó.
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En la misma línea, comentó que Kurt le obsequió «una lección sobre la muerte que solo puede venir a través de la experiencia vivida de perder a alguien». Y añadió: «Es el regalo de saber con certeza que cuando nos amamos a nosotros mismos y a quienes nos rodean con compasión, con apertura y con gracia, más significativo se vuelve inherentemente nuestro tiempo aquí«.
Antes de reflexionar sobre lo que le dejó emocionalmente el fallecimiento de su padre, la hija de Courtney Love reveló una conmovedora anécdota con su abuela: «Su madre, Wendy, a menudo presionaba mis manos contra sus mejillas y decía, con una tristeza adormecedora, ‘tienes sus manos’. Ella los inhalaba como si fuera su única oportunidad de abrazarlo un poco más, congelado en el tiempo. Espero que ella esté sosteniendo sus manos dondequiera que estén».
Además, expresó su deseo de haber compartido más tiempo con el cantante, ya que falleció cuando ella era una niña de menos de dos años: «Ojalá hubiera conocido a mi papá. Ojalá supiera la cadencia de su voz, cómo le gustaba su café o cómo se sentía al acurrucarse después de un cuento antes de dormir. Siempre me pregunté si habría atrapado renacuajos conmigo durante los bochornosos veranos de Washington, o si olía a Camel Lights y nesquik de fresa (sus favoritos, según me han dicho). Existe una profunda sabiduría al emprender un camino acelerado hacia la comprensión de lo preciosa que es la vida».
Finalizando el mensaje, Frances recordó un gesto que tuvo Kurt antes de que nazca su primera y única hija: «Me escribió una carta antes de que yo naciera. La última línea dice: ‘Dondequiera que vayas o donde yo vaya, siempre estaré contigo’. Cumplió esta promesa porque está presente de muchas maneras. Ya sea escuchando una canción o a través de las manos que compartimos, en esos momentos puedo pasar un rato con mi papá y él se siente trascendente. Para cualquiera que se haya preguntado cómo habría sido vivir junto a las personas que han perdido, hoy lo tengo en mis pensamientos. El significado de nuestro dolor es el mismo».