Probablemente a Angel Rielo lo haya condicionado su apellido. Ríelo, Rielo. ¿Vendrá de “risa” su apellido? Desde muy chico intuyó que quería hacer reír a la gente, verla contenta, empujarla a tratar de ser un poco más feliz. “Siempre decía que quería ser payaso y todos se reían, así que pensé que iba bien en ese camino”. Este español nacido en Málaga y con un presente un poco nómade por toda la península ibérica es actor, escritor, conferencista pero sobre todo es un predicador de la sonrisa, y se ha convertido en un referente en el difícil arte de la felicidad en este mundo tan apurado, tan efímero, tan urgente. Se define como “FELICIOLOGO”, es furor en las redes sociales con sus charlas sobre la felicidad, la risa y el bienestar, conduce un podcast, da conferencias para las empresas más importantes y en ADN+ nos va a acompañar semanalmente para que a través de sus historias y consejos nos detengamos a pensar un poco más en que la vida merece la risa.
¿Cómo convive la idea de la felicidad con este mundo tan urgente que nos parece demandar éxito en todo lo que hacemos?
Convive como puede, pero sabiendo que por fuera hay urgencia pero por dentro hay calma. Todo depende de cómo lo vivas, yo no vivo con stress, le dedico el tiempo que puedo a cada actividad, a cada persona, a cada detalle. Si no puedo hacer algo pues no lo hago o lo dejo para después, sin que haya una tensión en mí. No estoy pensando en lo siguiente que voy a hacer, estoy pensando en lo que estoy haciendo en este momento. Cuando empezamos en este mundo de la espiritualidad pensamos que hay que aislarnos del mundo, que para ser espiritual hay que estar en una montaña haciendo “ommm” todo el rato y que para estar feliz te tiene que ir todo bien y no es real, eso es un tópico por el que terminamos esperando algo que no va a llegar nunca. En definitiva, se trata de una actitud.
¿La ansiedad por lo que pueda venir en el futuro es enemiga de esa búsqueda de felicidad?
Es que realmente el tiempo no existe, solo existe el momento presente, todo es presente, y por difícil que sea en ese aprendizaje maravilloso estamos muchas personas, aprendiendo cómo funcionan las leyes del Universo. Todas son creencias y voy a adaptarme a las creencias que mejor me hagan a mí, siempre que no dañe a los demás.
¿Por qué pensás que ahora hay más conciencia por tratar de ser más felices?
Siempre la ha habido, pero también ha habido por parte de los poderes fácticos el deseo de que la gente no piense, no sienta y no vibre, porque sino no obedece. La cultura del miedo es la que ha llevado a construir tanta barbarie, tantas pirámides, tantas catedrales, porque era el miedo a que el Dios te castigue, la devoción por el Dios tal o cual, pero siempre ha habido el anhelo de la persona porque es natural en cada uno de nosotros el querer estar bien. Yo creo que en el momento en que alguien duda, en el momento en que alguien se da cuenta que no está conforme con algo preestablecido, ahí hay un despertar general que va creciendo porque ahora no hay tanta represión ni miedo, ahora podemos pensar más libremente con la información con la que contamos, podemos detenernos a mirar y decir que queremos estar bien, queremos sentirnos bien con uno mismo.
Hablando de estar bien y de pensar en uno primero ¿El egoísmo tiene mala prensa?
Sí, pero porque no han contado que el egoísmo es algo malo. A mí me encanta Diego Dreyfus, que es un mexicano que habla de esto y dice: “Si, soy un egoísta, pero acaso no se trata de esto el lugar donde uno se tiene que encontrar. Si egoísmo es cuidar de uno mismo entonces si, soy egoísta”. Creo que hay conceptos que han sido prostituidos: el egoísmo, la felicidad, el amor, el éxito, el fracaso; con el fin de que sean exactamente algo que signifique lo que ellos quieren que signifique. Hay que matizar un poco, en mis presentaciones repetimos un mantra de cuidar de uno mismo y que a la gente le gusta mucho: “Primero yo, luego yo, después yo y si sobra algo, para mí”. No te puedes enfocar en ser para nadie si no eres primero para tí. Primero cuídate tú para que esté todo bien. Yo no digo de cuidarte tú a costa del otro, no dañar a nadie con tus actos. En una relación de pareja, si no te quiero más yo me voy, pero eso no es hacerte daño. Mi decisión te hace daño, yo te haría daño si me quedo a tu lado y te hablo mal, te insulto, te falto.
¿La felicidad es un estado permanente? Es decir: ¿uno es feliz o está feliz?
La felicidad es una actitud, no un estado. Yo estoy en una actitud de felicidad cuando estoy consciente, abierto y estoy observando y siendo contante con la vida. Porque estoy sabiendo que ante cualquier circunstancia que se cruce, ante cualquier situación que se desequilibre estoy preparado. No digo que no me vaya a poner triste, que no me vaya a doler, que no vaya a llorar. La felicidad esta más cerca de un estado de calma, de serenidad o de conciencia que de un estado de euforia o de celebración. No hay que confundir la felicidad con el placer. Comprar, comer, beber, todo eso es el placer. La felicidad es la sensación de disfrutar lo que hiciste, las personas con las que compartiste, agradecer lo que tenemos. Por así decirlo: la felicidad es más emocional y el placer podría ser más material.
Angel Rielo lleva publicados dos libros: “El pequeño libro del amor” y “El pequeño libro de la felicidad”, en los que desarrolla sus ideas combinando filosofía, humor y sensibilidad. Mientras viaja por España dando conferencias y talleres (ahora mismo conversa con ADN+ desde Valencia), prepara la salida de un tercer libro, en el que hace foco en la comicidad.
¿Realmente creés que la risa puede sanar?
Claro, es medicina y ya no hablo de una idea filosófica sino de ciencia. En mi próximo libro hablo sobre la comicidad, que es una parte de nuestra inteligencia que se trata de la herramienta que tiene la mente para relativizar las situaciones más complicadas. Si tú eres capaz de reírte de algo malo, ese algo pierde fuerza, no importancia pero sí fuerza. Y además están demostrados los beneficios de reír, incluso cuando es forzado. La mente no sabe si es verdad o es mentira, solo sabe que tú tienes una sonrisa en la cara. En mis espectáculos le propongo al público que sonría y que lo mantenga durante dos minutos, y al final les sale una carcajada, porque están llamando a los químicos de la felicidad, la oxitocina está empujando, está apareciendo a tope y te chuta.
Quiero saber cómo nació la idea de ser “Feliciólogo” y si te genera presión tener que estar siempre feliz.
No, para nada, porque me permito estar triste cuando lo estoy y siempre repetimos eso de que “estar mal está bien”. Lo que ocurre es que es verdad que quedarse estancado en cualquier sensación es malo, sea tristeza o euforia. No te puedes quedar ahí, las emociones hay que transitarlas, por eso creé el “Gimnasio de las emociones”, para poder entrenarlas. Una chica mexicana me dio la idea para ser “Feliciólogo”, porque la madre la llamaba así porque decía que hacia feliz a todas las personas. Me encantó, le pedí permiso para usarlo y la nombro en mis libros. Y luego pensé: se puede crear una ciencia que estudie la felicidad y que se llama “Feliciologia”, así que la creé y la registre y me identifica realmente más que cualquier otra etiqueta.
¿Y que sería exactamente ser “Feliciólogo”?
Es aquella persona que ha adquirido herramientas a lo largo del camino de la vida o a través de la formación para poder resolver sus conflictos personales y diluir lo que le impide ser feliz, ése es un verdadero Feliciólogo.
Y Angel Rielo, ¿quién es?
Bueno, en principio está Angel y Angel Rielo, la persona y el personaje. En esencia soy amor, simplemente, ése soy yo. A lo que me dedico es otra cosa. Soy un hombre vitalista, divertido, una criatura amable hecha a base de errores, que con tantos errores y equivocaciones, con miedo y anhelos, ha conseguido ir acertando poco a poco.