Hablar de «El Greco» es hacer referencia a una de las confiterías más míticas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Además, la misma, ubicada en el barrio porteño de Caballito, cuenta con todo tipo de atractivos.
Uno de ellos tiene nombre y apellido: Agustín Báez. Se trata de un mozo de 61 años de edad que sorprende a propios y extraños imitando ruidos de animales con el objetivo de que las propinas sean un poco más jugosas.
Agustín, nacido en Asunción del Paraguay, desembarcó en la República Argentina a los 22 años y con el objetivo de quedarse solamente por un tiempo. Sin embargo, terminaría instalándose de manera definitiva.
«Vine por vacaciones, pero me quedé porque las cosas se dieron así», comenzó exteriorizando el protagonista de esta particular historia en declaraciones brindadas a TN. Sí, una demostración de los giros de la vida.
En cuanto a su talento actual, señaló: «Un amigo me hizo un ruido, no me acuerdo qué ruido era, pero empecé a imitarlo y de ahí no paré más». Empezó con la imitación de un perro y luego se fueron sumando otras.
«Al principio algunos me decían que me callara, pero otros se reían y me pedían más. Ahí entendí que podía hacer algo diferente para que la gente se divierta. Cuando comencé me pedían cosas simples, pero ahora quieren hasta el llanto del bebé», añadió.
«Me hace sentir bien que la gente se divierta, es como si me reconocieran por algo único. Yo sé que lo hago para alegrarles el día. Si la gente está más contenta, muchas veces deja más propina», completó Agustín.
