Este cronista tuvo la oportunidad de entrevistar en su casa a Humberto Vicente Castagna, Cacho de Buenos Aires, Cacho Castaña. A propósito de una entrevista con la histórica revista de automovilismo Corsa, se conversó sobre muchos temas y por la temática principal del medio en cuestión, los autos y las carreras fueron parte preponderante de la charla. Vale la pena, entonces, traer la historia del Primer Auto que tuvo Cacho, en esta versión de colección de esta sección que propone Car One y que tiene que ver con esa sensación única, irrepetible y hermosa de poder tener un auto por primera vez.
“Mi primer auto fue un Fitito al que le pintaba una franja lateral para que parezca un De Carlo, recién muchos años después pude comprarme uno original, un De Carlo. El Fitito tenía luces violetas adentro, estaba bajito, bien bien grasa, ja, ja, ja”, nos decía el emblemático cantautor, fallecido el 15 de octubre de 2019, hace poco más de cuatro años.
Era 2008 cuando se produjo este encuentro, Cacho estaba sentado en el living de su casa, camisa negra, pantalón blanco ,y tenía un pucho en la mano derecha, casi todo el tiempo. “Parecía un colectivo el Fitito, frenaba y se prendían lucecitas por todos lados. No había mucha guita en ese entonces así que le iba poniendo cosas de a poquito, era medio dura la época. En ese tiempo trabaja en una fábrica de zapatos y no se disponía de mucho presupuesto para el auto”, contaba.
“Igual se ganaba bastante con el Fitito, en relación a las mujeres, era como tener un Peugeot 206 ahora (recordemos, año 2008). Se hacia facha pero el mío estaba hecho goma. Era de los que habría las puertas al revés, para adelante. Tenía todo el piso roto, o sea que estaba la pedalera y cuando pasabas cunetas te mojabas todo. Encima se me había vencido el asiento y yo le había puesto una almohada para estar más derecho: la verdad, un desastre, no lo arreglaba nunca”.
Y en ese modo tan Cacho, sonrisa de costado y mano en la boca, nos decía: “El Fitito tuvo sus lindas historias, era chiquito pero uno se las rebuscaba para pasarla lo mejor posible cuando estaba acompañado”. Luego Cacho tendría cuatro coupé Torino (una era gris metalizada pero como estaba encaprichado, la hizo pintar de negro), y dentro del baúl de un Peugeot 504 vivió una de sus grandes anécdotas, cuando tuvo que salir escondido de una casa porque Carlos Monzón lo fue a buscar, celoso por una supuesta relación con Susana Giménez.
“El baúl de un 504 me salvó la vida, ja, ja, ja. Estaba todo apretadito, pero no lo cerramos del todo, lo tenía agarrado desde adentro con la trabita. Me tuve que escapar porque Monzón se apareció como a las 3 de la mañana a una casa del barrio Los Troncos, en Mar del Plata, donde estaba haciendo temporada de teatro con Susana. Me tiré por una ventana, me metí en el baúl y arrancamos. Si me llegaba a agarrar no sé qué hubiera pasado”, nos contaba, riéndose como tantas otras veces, con la sonrisa de costado y un poco de picardía en los ojos.
Para todos el Primer Auto es especial, único. Cacho contaba entusiasmado las historias del suyo, su Fitito. Y hoy lo volvemos a compartir, para ratificar que nunca se olvida el primer amor por ese auto, sin piso, con asiento vencido o disfrazado de otra marca.