La noche del 8 de mayo del 2010 en Avellaneda fue muy especial. No sólo porque el delantero Rogelio Funes Mori hizo tres goles para el 3-0 de River sobre Racing en el Cilindro. Sino porque un niño de tan solo 5 años, lleno de sueños e ilusiones, iba a conocer a uno de sus máximos ídolos deportivos. Allí, en esa tarde-noche fría comenzó una historia incondicional entre Santiago Lovaschi Cirelli y Sebastian Grazzini. 13 años después este increíble relato tuvo uno de sus mejores capítulos: sus caminos se volvieron a cruzar, ya no entre el pequeño y el jugador, sino que se entrelazaron el estudiante de periodismo deportivo y el entrenador de la Academia. Una conferencia de prensa que se hizo viral y dejó en evidencia una hermosa historia de vida entre el Mago Grazzini y Santiago, quien atendió a ADN+ y nos dejó sus sensaciones.
La vida de Santiago no fue nada sencilla. Nació con 6 meses y medio y a la tercera semana de vida tuvo una hemorragia cerebral que le generó una ventriculomegalia no evolutiva. Esta afección congénita le produjo una espasticidad en miembros inferiores (están rígidos, no tiene la relajacion muscular habitual). Con tal patología, siempre tuvo dificultades en todo lo que se propuso. Sin embargo, esas complicaciones le desarrollaron otras virtudes en la comunicación y en la manera de enviar un mensaje pocos vistos en chicos de su edad. Estudiante de periodismo deportivo, ya terminando su primer año y con referentes periodísticos como Gonzalo Bonadeo, Miguel Simón y Jonatan Viale, Santiago sorprendió a todos en la conferencia de prensa del DT Grazzini, tras la victoria de Racing por 4 a 1 a Belgrano y su nombre se viralizó por todos los medios y plataformas digitales.

«Tengo camisetas de Grazzini de sus pasos por Douglas, Patronato, Rafaela. Fue mi primer ídolo futbolístico», confesó Santiago.
-¿Qué sentiste con toda esta repercusión de tu historia con Seba Grazzini?
-Aun no me lo creo todo lo que pasó, estoy un poco sobrepasado. De un día para el otro pasar de ser un X a ser algo o alguien, es una cuestión complicada de llevar dada mi juventud. De a poco me voy amoldando a esta nueva realidad.
-¿Cómo surge esa idolatría por el Mago Grazzini?
-Tras conocerlo en el 2010 siendo tan chico, se forjó un vínculo que permaneció incluso en sus pasos por All Boys, en Rafaela. Llegué a ir a un partido de él en Rafaela ante Argentinos. Es más, nos hace un gol de penal, en uno de los pocos goles que grité que no sea de Racing. Ya cuando se va a USA (Chicago Fire) perdí un poco el rastro. Pero cuando se confirma que iba a ser el DT de Racing tras la ida de Gago fue increíble: mi ídolo futbolístico se convertía en el entrenador del club que más amo.
-¿Qué es Racing para vos en tu vida?
-Es el club de mi vida, no es humo lo que digo. La historia de Racing siempre se cuenta desde finales de los 60 hasta el 2000, porque es la etapa que lo vivió mucha gente. No lo considero así. Es una parte que no se puede borrar, pero lo que sí se puede hacer es no mirar esa parte historia como si fuera la única. Hay una gran desinformación. Racing es mucho más que eso. Es el primer campeón del mundo. Un honor que no le va a quitar nadie Dentro de todo me tocó una etapa positiva en el club. Para mí Racing es todo. Los momentos más felices de mi vida fueron los dos campeonatos (2014 y 18/19), la vez que le ganamos con 9 jugares el clásico a Independiente. Es mi vida Racing.

La familia de Santiago, apoyo incondicional en su vida. Mamá Marisol, papá Carlos, otro fanático de Racing y su hermano Gonzalo.
-¿Qué papel juega tu familia en todo lo que hacés?
-Mi familia juega un rol importante, desde la contención. Desde la cirugía que tuve en 2015 (NdR: tuvo una intervención grande e invasiva para mejorar su condición, y aunque fue positiva, él esperaba poder caminar y no fue así) mi estado de ánimo se pareció a un electrocardiograma. Y ahí estuvieron ellos para contenerme. Un par de años después cuando yo veía que la situación no cambiaba, no había efectos de ningún tipo, desistí de la rehabilitación. Ahora tengo una cirugía para el año próximo, estoy un poco mejor físicamente. Es muy difícil ser yo, no se cuánta gente aguantaría todos los días ponerse en mi lugar y vivir mi vida. Ni mis familiares cercanos te diría. No es una subestimación, es la realidad. Sin embargo, creo que lo que se me ha quitado desde tan chico, me ha sido devuelto, en pequeñas partes, con todo estas cosas que me han pasado no sólo en la última semana, sino también a lo largo de mi vida.
-¿Qué mensaje le podés transmitir a aquéllas personas que están pasando por tu misma situación?
-Soy partidario de que las personas con discapacidades son las únicas personas que saben lo que se siente ser sí mismos. Partiendo de esa base, sé que el destino les tiene preparada una facultad que quizas no muchos, con todas sus capacidades completas, las tiene. Porque hay mucha gente que no tiene ninguna complicación que me dice que no se podría expresar de la forma en que yo lo hago. Quizás hay algo que los desdiche, porque a mí me pasa cuando veo caminar gente por la calle o en casa. Tampoco es una fórmula matemática, pero quizás está escrito.
Vaya mensaje nos deja Santiago. No quiere generar ni lástima ni condescendencia. Se muestra tal cual es, con virtudes y defectos (no le gusta el mate, por ej.). Tiene sus bajones como cualquier persona, pero mira para adelante, a pesar de todo. Porque de eso se trata: levantarse, cada vez que nos caemos. Chapeau, Santi.