Cuando se habla de momias, inmediatamente la memoria nos recuerda a los egipcios, quienes son reconocidos por sus rituales y creencias, que tenían como premisa conservar los cuerpos a través de los años. El descubrimiento de ellas, que datan de más de 3.500 años, ha permitido conocer en detalle las culturas y creencias de antiguas civilizaciones. Según el concepto científico una momia es un ser humano, cuyos tejidos blandos y órganos han sido preservados con productos químicos para que no se descompongan y se conserven en el tiempo.
Quienes visitan museos en el mundo pueden conocer a las momias más famosas del planeta como el Rey Tutankamon, Ramsés II, entre otros. En Argentina, más específicamente en la provincia de Salta, en el Museo de Arqueología de Alta Montaña (MAAM) ubicado al frente de la Plaza 9 de julio, también podemos sorprendernos y conocer uno de los descubrimientos arqueológicos más importantes de los últimos tiempos: las Momias de Llullaillaco o también llamadas Niños de Llullaillaco o Niños del volcán.
No son muchas las personas que saben que al ingresar en este exhibidor cultural público, inaugurado el 19 de noviembre de 2004, podemos sorprendernos y hasta emocionarnos al ver los cuerpos de tres niños, pertenecientes a la cultura Inca, que hace más de 500 años fueron ofrendados a los dioses, dejándolos a temperaturas bajo cero cerca de la cima del volván Llullaillaco (a una altura de 6.700 metros sobre el nivel del mar).
Los cuerpos fueron encontrados el 17 marzo de 1999, por una expedición financiada por National Geographic Society e integrada por montañistas y arqueólogos argentinos y peruanos, que estuvieron dirigidos por el antropólogo estadounidense Johan Reinhard y la arqueóloga argentina Constanza Ceruti. La experiencia de los integrantes del equipo fue “asombrosa”, encontraron “como si estuvieran dormidos” a un niño de siete años («El niño»), una niña de seis («La niña del rayo») y una adolescente de quince años («La doncella»), quienes tenían junto a ellos 46 objetos que componían su ajuar, formado por figuras humanas y animales en miniatura, utensilios y alimentos.
Las momias se exhiben por etapas. En la actualidad está “La Doncella”, quien se encuentra en una cápsula de metacrilato de 12 milímetros, que tiene el sistema crioconservación que reduce el contenido de oxígeno y crea un ambiente de veinte grados bajo cero y una iluminación filtrada en radiación ultravioleta e infrarroja, que le permite conservarse adecuadamente. Verla tan cerca, hace estremecer. Tiene un vestido color marrón claro, una faja con dibujos geométricos y una manta gris con guardas rojas, sostenida por un prendedor de plata. Está peinada con muchas trenzas y adornos en la cabeza. Mirarla no deja de asombrar.
Luego esta “El Niño” quien tiene cabello corto, un adorno de plumas blancas en su cabeza y está sentado sobre una túnica de color gris con su rostro dirigido hacia el sol naciente. Su cuerpo fue el primero en encontrarse.
El tercer hallazgo es “La niña del Rayo” que se hallaba sentada, con las piernas flexionadas y la cabeza erguida mirando hacia el suroeste. Está peinada con dos trenzas. Tiene la boca semi abierta que permite observar su dentadura y su cráneo tiene forma cónica, intencionalmente modificado. Se la conoce como “La niña del Rayo” porque en algún momento la descarga de un rayo dañó parte de su cuerpo y su vestimenta.
Los investigadores afirman que las tres momias Incas forman parte del antiguo ritual denominado la capacocha, cuyo fin era el sacrificio de los niños en honor al Dios Viracocha (Gran Señor, resplandor eterno, fuente de vida, conocimiento y hacedor del mundo). Se cree que fueron llevados al volcán y dejados ahí luego de darles bebida alcohólica y coca (Chicha), con lo que se habrían dormido y las bajas temperaturas le produjeron hipotermia. Los tres niños denotan en su rostro relajación, por lo que los investigadores deducen que el ritual no ejercía violencia.
Más allá de lo que se puede conocer en el museo, equipado con la más moderna tecnología, destacamos que la ciencia arqueológica con estos descubrimientos puede ayudar a comprender mejor los detalles más íntimos de la vida humana y las antiguas civilizaciones. Desde su inauguración, la misión primordial del MAAM está orientada a crear un espacio para la conservación, investigación y difusión de los contextos culturales del mundo prehispánico de gran trascendencia histórica.
Desde el 20 de junio de 2001, los «Niños del Llullaillaco» fueron declarados «Bienes Históricos Nacionales» y la cima del volcán «Lugar Histórico Nacional» por la Comisión de Monumentos y Lugares Históricos de Argentina, a través de la Ley 25.444.
Quienes quieran conocer más sobre las momias de Llullaillaco, deben visitar la página web https://www.maam.gob.ar o las redes sociales o dirigirse personalmente en Bartolomé Mitre 77 – Salta, Argentina C.P.: 4.400,