La liberación de los tres pichones macá tobiano, nacidos en cautiverio, es un hito para nuestro país. Las aves, que forman parte de una especie única en el sur argentino, fueron reinsertadas al hábitat natural en el río Santa Cruz.
Los pichones nacieron y fueron criados en la Estación Biológica Juan Mazar Barnett, gracias al trabajo del Programa Patagonia de Aves Argentinas, una organización que desde hace más de una década busca revertir el dramático descenso poblacional del macá tobiano.
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Tras más de dos meses de cuidados intensivos, tres juveniles alcanzaron el peso ideal y fueron liberados directamente en su sitio de invernada, el estuario del río Santa Cruz. De este modo se evita su primera migración —una de las etapas más riesgosas—, y se les da una oportunidad real de integrarse a la población silvestre. Fueron marcados con anillos rojos numerados para poder hacerles seguimiento cuando regresen a las lagunas en el verano.

Los pichones fueron estudiados y criados de manera minuciosa por el grupo de ecologistas.
En alas de esperanza
El macá tobiano fue descubierto en 1974, a mediados de los 90’, diversas organizaciones encendieron las alarmas ante la falta de ejemplares, producto del cambio climático y el impacto humano.
Recién en 2012, se calificó a la especie como “críticamente amenazada” y es ahí cuando el equipo de Aves Argentinas tomó las riendas con la idea de criar ejemplares desde el huevo hasta su liberación.
Cabe resaltar que los huevos estuvieron al cuidado extremo, en incubadoras. Lugo, los pichones fueron adiestrados minuciosamente. Se comprobó que repitiendo este procesos, se podría dar un impulso a la población de esta ave mítica de la Patagonia.