La medida impactará sobre los jubilados que cobran el haber mínimo, a partir de enero, cobrarán un bono de $ 55.000 y el piso de remuneración quedará instalado en $ 160.000. Dependiendo de las últimas medidas del gobierno, la suba se podría extender durante febrero.
El aumento es similar al que Anses pagó en diciembre tras aplicar el último aumento trimestral del año, de 20,87 por ciento y que llevó a la mínima a poco más de 105.000 pesos.
La administración nacional de seguridad social pagará al menos en enero y febrero esa suma, mientras en el Congreso el Gobierno espera que la aprobación de la ley ómnibus suspenda la actualización que rige en la actualidad.
En el equipo económico consideran que esa fórmula pierde de manera sistemática contra la inflación y que por eso buscarán cambiarla. El primer paso será a través de la derogación de la norma actual en el megaproyecto de ley presentado el miércoles en el parlamento. Si eso prosperara, hasta que se elabore una nueva fórmula automática (que también requerirá aval del Congreso), el Poder Ejecutivo establecería, como puente, un esquema de aumentos mensuales discrecionales con criterio de la inflación del mes anterior al pago de los haberes.
El proyecto faculta al Gobierno a establecer una fórmula automática de ajuste teniendo en cuenta los criterios de equidad y sustentabilidad económica. Hasta tanto se establezca una fórmula automática, el Poder ejecutivo nacional podrá realizar aumentos periódicos atendiendo prioritariamente a los beneficiarios de más bajos ingresos.
Hasta ahora, los ajustes de haberes se dan en un porcentaje de incremento trimestral, determinado por la variación de un índice que surge de sumar 50% del aumento trimestral de la recaudación de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses) por beneficiario y 50% de la variación de los salarios. Para este último ítem, se toma el mayor valor entre el Ripte (Remuneración Imponible para el Trabajador Estable) y el índice general de salarios del Indec.