De forma permanente surgen alternativas naturales para combatir diversos tipos de enfermedades y generar una mejoría en la calidad de vida de las personas. Son medidas, en muchas ocasiones, realmente importantes que pueden suplantar o complementar fármacos. Eso sí: siempre con mesura e información.
En medio de ese panorama, es atinado referirse a la moringa, una planta originaria de la India y de otras partes del sur del continente asiático que es conocida por sus impresionantes propiedades nutricionales y medicinales. De hecho, es incluida dentro de los denominados «superalimentos».
La moringa cuenta con innumerables beneficios para la salud y ofrece un plus a la hora de la alimentación cotidiana, favoreciendo el buen estado del organismo. Principalmente, se utiliza para combatir el envejecimiento prematuro, además de la salud en general. Sin ningún tipo de dudas, para tener en cuenta.
La moringa, un «superalimento».
Esta planta, científicamente denominada «moringa oleifera», posee una enorme cantidad de nutrientes esenciales y es considerada como una joya en ese rubro. Su árbol puede alcanzar los 12 metros de altura y es fácilmente adaptable a otros lugares con climas tropicales y subtropicales como Misiones en Argentina.
Las hojas de la moringa son una excelente fuente de vitaminas, minerales y antioxidantes, incluyendo vitamina C, vitamina A, hierro, calcio y potasio. Además, corre con la ventaja de que se puede consumir de distintas maneras: en su formato original, disecado, en forma de polvo y hasta en suplementos.
Por ejemplo, la moringa posee 25 veces más hierro que la espinaca, 17 veces más calcio que la leche, 15 veces más potasio que los plátanos y 12 veces más vitamina C que las naranjas. Es, lisa y llanamente, el vegetal más nutritivo descubierto hasta la fecha ya que de él se aprovecha absolutamente todo, desde su corteza hasta sus hojas.