Si bien la tasa de natalidad en Japón ha disminuido en los últimos años, hay un pueblo que lucha día a día contra esta problemática teniendo como objetivo el ayudar a crecer la fertilidad en el país asiático. Se trata de Nagi, que está ubicado en la ciudad de Okayama y que enfrenta constantemente el acelerado envejecimiento demográfico.
Según reveló el acalde, Masachika Oku, el éxito de que esto suceda se debe a que pudieron crear un ambiente relajado que ayuda a las parejas a tomar la decisión de tener hijos y formar una familia. En esta línea, la localidad está rodeada de bosques y montañas, desarrollando un lugar más que tranquilo: «Debemos centrarnos en crear un entorno en el que la gente pueda vivir, ya que el cimiento de nuestro pueblo es su gente y sin ella, tendremos que renunciar a muchos servicios«, explicó en una entrevista.
Asimismo, el gobierno ha llevado a cabo un plan que facilita la vida de los padres, dando como resultado que otros hombres y mujeres quieran procrear. De esta manera, entregan apoyos económicos de 15.000 yenes mensuales para las personas que cuiden a sus hijos en sus casas, de 54.000 anuales para los que lo hacen en solitario y de 240.000 al año para los jóvenes que estudian en secundarios de otras ciudades y deben viajar en medios de transporte.
El pueblo ayuda a los padres con oportunidades para cuidar a sus hijos.
Además, apoyan a las mujeres para que no abandonen sus carreras o empleos para cuidar a sus hijos. Con un proyecto llamado «Shigoto Conbini«, las autoridades permiten que puedan tener trabajos flexibles de pocas horas y con espacios donde pueden llevar a su descendiente.
En el caso de que alguien no pueda procrear, desde el gobierno cooperan con 200.000 yenes para que se realicen tratamientos de fertilidad. Por otro lado, cubren la mitad de lo que cuesta la guardería, los comedores, el material de la escuela y brindan gratuitamente los libros y la atención médica desde que los niños nacen hasta que finalizan la secundaria.
Lo que está logrando Nagi repercutió en resto de Japón de manera positiva. En Nagareyama, una ciudad al oeste de Tokio, están implementando medidas similares para ayudar a los padres a que se organicen entre el trabajo y la crianza.
