En Argentina y en el mundo general existe la problemática relacionada con la enorme cantidad de animales que se encuentran en las calles. Animales domésticos en estado de abandono, sin acceso a alimentación y tampoco a asistencia sanitaria. Es moneda corriente encontrar perros o gatos pidiendo ayuda.
En ese contexto, en la provincia de Mendoza tiene lugar un refugio al que hay que aplaudir de pie y durante mucho tiempo. Se trata de un espacio en el que se les proporciona una segunda oportunidad a perros ciegos y de edad avanzada. Esos que difícilmente encuentren una chance para ser adoptados y tener una familia.
El refugio en cuestión se llama «Ángeles de Cuatro Patas», donde conviven nada más ni nada menos que 187 animales, la gran mayoría de una edad muy elevada. Muchos de ellos fueron abandonados por sus respectivas familiares y no encontraban una segunda oportunidad para ser felices hasta que dieron con este lugar.
«Son muchos los perros que nos dejan en la puerta atados. Y, a otros, los dejan diciendo, a secas: ‘No lo queremos porque está viejo. Si no lo pueden tener, lo dejamos en la calle’. A veces, ni mediamos palabra. Tomamos al perro, cerramos la puerta y adiós», comenzó señalando Beatriz Méndez, coordinadora del refugio.
«Hay casos en los que los vemos tirados en la calle, abandonados porque están enfermos y porque se hacen granes», profundizó al respecto una de las principales responsables del refugio que se encuentra ubicado al pie de un cerro, dentro del departamento de Godoy Cruz, en la mencionada provincia cuyana.
No es un detalle menor que «Ángeles de Cuatro Patas» se inició albergando a solamente 10 perros, pero esa cantidad fue creciendo a pasos agigantados hasta llegar al número que existe en la actualidad. Beatriz cumple esta tarea desde hace 11 años, al mismo tiempo que se desempeña en un estudio contable.
«Nos encargamos de rescatar a perros en esas condiciones, algunos muy viejitos, sarnosos o con alguna otra enfermedad. Son los que, lamentablemente, muchos descartan. Y aunque hay gente que no los quiere adoptar porque piensan en el trabajo que les darán, en los gastos y en los cuidados especiales, hay también personas de buen corazón que los adoptan», finalizó.