El bar, casi centenario, cerró en 2023 y ahora retomará su actividad gracias a Miguel Feas, hijo del inmigrante español, Jesús, que administró “El Tokio” desde 1950 hasta 2002. Los preparativos se viven con gran entusiasmo en toda la zona y siguen las obras en el mítico rincón de Buenos Aires.
Miguel, que se crió en el local de Álvarez Jonte al 3500, retomó el tema con un amigo, Martín Conte, mientras trabajaban en un banco. Luego de varios años, su ex compañero se volcó al rubro gastronómico y no dudó en colaborar con el gran sueño de reflotar el viejo bar.
«Era una especie de club social, con clientes fijos. Veías siempre a la misma gente en las mismas mesas. Por eso era muy divertido ir ahí, con la bohemia del bar, la gente que jugaba a las cartas”, comentó Miguel.

El interior de «El Tokio» respetará la fachada original.
Debido a los vaivenes económicos del país, “El Tokio” pasó a ser exclusivamente de sándwiches en la década del 70′. Tras la muerte de Jesús, en 2005, se le alquiló el negocio a un cliente habitué, que lo administró hasta el año pasado, donde se dio el cierre.
El sueño de Miguel empezó a tomar forma con su amigo y finalmente dieron el sí para levantar al símbolo del barrio. Las obras comenzaron hace un año y la idea es respetar todo: la barra, los pisos y las puertas originales.
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Luego de pasar por un proceso de restauración, se volvieron a colgar dos cuadros históricos del bar: un retrato de Jesús Feas y una réplica de “El triunfo de Baco” del pintor español Diego Velázquez, cuya pieza original se encuentra en el museo del Prado. El artista frecuentó el boliche porteño en la década del 60’ y dejó su estampa en agradecimiento al trato recibido.
Una carta inigualable
El bar comenzó a trabajar con los obreros de la zona. Después, adquirió un tinte bohemio. La tortilla española es una de sus especialidades y el mondongo que cocinaban los padres de Miguel eran de lo mejor de Buenos Aires. También se destacaban las albóndigas y las suculentas milanesas.