El mes de abril terminó de manera muy emotiva para la localidad de Longchamps, pues luego de 31 años se retiró uno de los colectiveros insignias de su historia: Rubén «Perita» Herrero. Con mucho respeto y admiración de parte de sus colegas y los vecinos, el hombre abandonó su trabajo con todos los honores.
Herrero se hizo conocido en la zona por ser uno de los choferes de la línea 515, cuyo recorrido atraviesa el Partido de Almirante Brown para unir diferentes estaciones de la Línea Roca, como Longchamps y Burzaco. Por su buen humor y la gran capacidad que tiene para entablar conversaciones, pudo ganarse un lugar en el corazón de los pasajeros que utilizaron sus servicios desde 1992 hasta la actualidad.
Rubén Herrero posó por última vez con su fiel compañero.
Al ser tan querido, las personas que lo conocieron decidieron despedirlo con cánticos, aplausos, ovaciones y carteles alucinantes. Sin embargo, el más emocionante de todos fue el que colocó el protagonista al frente de su vehículo para anunciar la noticia: «Mi última vuelta. Me jubilo«.
Para entender la relevancia que causó su partida, el intendente de Almirante Brown, Mariano Cascallares, lo conmemoró en sus redes sociales: «Un afectuoso saludo para Rubén y sus compañeros de la Línea 515 de Longchamps que nos emocionaron con el emotivo homenaje que le hicieron a Perita, que se jubiló y ahora en su Barrio Parque Roma de Glew va a disfrutar de la familia, de sus nietos y de la pasión por la pesca».
Por supuesto, no podían faltar las dedicatorias de sus familiares, quienes lo acompañaron a lo largo de toda su aventura. En una entrevista con Clarín, Gabriel, el segundo hijo de los tres que tiene Perita, comentó que su padre es «un ejemplo» como figura paterna y profesional.
Perita junto a sus colegas de la línea 515 en la emotiva despedida.
Y añadió: «Se nos infla el pecho de orgullo, cada mención que le hacen solo habla de lo que él es: una gran persona. Puedo hablar miles de maravillas. Él es un tipo maravilloso y sobre todo humilde. Es una persona increíble, hasta ha dejado pasajeros del colectivo en la puerta de sus casas porque era muy tarde«.
Ahora que se sacó el traje de chofer, Rubén proyecta un futuro descansando junto a sus seres queridos: «Mi meta es disfrutar la vida, de mis nietos, porque en el afán de trabajar y de crecer como persona y como familia me perdí muchas cosas de mis hijos y no me quiero perder ningún momento de mis nietos. Con mi esposa nos enloquece salir a pescar. Ella es mi pilar y el de la familia. Es nuestro núcleo», concluyó.
