Los pueblos del interior de Buenos Aires esconden un encanto. Santa Coloma es uno de ellos. A la altura del kilómetro 303 de la ruta provincial 41, entre Baradero y San Antonio de Areco, esta pequeña localidad mantiene su historia desde la vieja estación de trenes hasta las primeras casas, que están intactas. Todos los 1º de mayo celebra la Fiesta del Mondongo y la Torta Frita, donde se ofrecen 1.600 porciones de guiso y se cocinan 10.000 masas para el mate.
En 2006, Lidia Jiménez, la enfermera de la salita, tuvo la idea de crear una celebración para el pueblo de 20 manzanas. La iniciativa tuvo empuje y con el correr de los años se convirtió en una tradición.
La mujer llegó con su pareja tras vivir algunos años en Escobar. Y fue acá donde se afianzó como auxiliar de enfermería. Buscaban un evento que mantuviera la identidad de la localidad y se transformara en una fecha representativa. Después de hablar con otros vecinos conformaron un grupo de ocho personas y pusieron en marcha la primera edición de la Fiesta del Mondongo y la Torta Frita, donde se amasaron a mano 1000 tortas fritas y se hicieron 200 porciones de mondongo. La exposición creció a pasos agigantados y de año tras año se incrementaron los materiales e ingredientes.
La localidad fue declarada “Pueblo turístico y Paisaje cultural” ya que conserva especies de árboles autóctonos como el ombú, el palo borracho y el guatambú, entre otros. En el centro de Santa Coloma se encuentra el Museo Regional Don Roberto Carlos Delia, un emprendimiento familiar que abre sus puertas en ocasiones especiales, tales como las fiestas de aniversario de la ciudad o el multitudinario evento.
Con todo lo recaudado, los vecinos destinan los fondos para invertir en la ciudad. El gran objetivo es la construcción de un playón deportivo. Desde que se instaló la fiesta, la población se mantuvo y con el correr de los años se han loteado varios terrenos baldíos.