Scaloni y un récord más dentro de una experiencia maravillosa

El técnico de la Selección sigue agrandando su pergamino: alcanzó a Bilardo y Menotti con 79 partidos dirigidos y transita una era que se agigantará con el paso del tiempo. Ya había superado a Basile y Bielsa, y sólo Guillermo Stábile está por encima.

Por Cholo Sottile

Sep 12, 2024

Lionel Scaloni ya hace tiempo se sentó a la mesa de los mejores entrenadores de la historia del fútbol argentino. A veces cuesta mensurar en vivo, hacer las cuentas mientras hay partidos. O sea: por verlo todos los días, por ser contemporáneo, hay situaciones que son difíciles de evaluar hasta que pasa en un tiempo determinado. Más aún cuando él tiene apenas 46 años y sus seis años como conductor son su única referencia. Nadie dudaría de enaltecer a César Luis Menotti, cerebro fundacional de Argentina potencia en el mundo, el hombre que le dio importancia a una camiseta que se había dejado de lado en cuanto a su importancia y su organización. Es el padre de la Selección. Difícilmente aparezca un opositor a la figura de Carlos Bilardo, el guardaespaldas del título del mejor Maradona de todos los tiempos, el primer título de visitante. Otro adelantado dueño de una ideología y una forma de vivir el fútbol.

Scaloni, sin dividir desde su manual futbolístico, sin haber llegado después de ser campeón con un inolvidable Huracán en el 73 (el de Brindisi, Babington y Houseman) ni con un maravilloso Estudiantes en el 82 (el famoso de Trobbiani, Ponce y Sabella) logró la misma estrella que ellos. Fue un paso más, el quinto técnico que tuvo a Messi en un Mundial y por fin pudo ser campeón con él. Con una Selección que generó sentido de pertenencia e identificación con su juego, antes y después de Qatar levantó la Copa América, tan festejada a inicios de los 90. Y ahora, en Colombia, con una derrota que no duele porque algún día se puede caer, y encima fue con un penal inventado, Scaloni llegó a los 79 partidos dirigidos para Argentina. El mismo récord de Menotti y Bilardo. El primero en esa puntual tabla de posiciones es Guillermo Stábile, con 124 partidos en dos ciclos, entre 1940 y 1960, época en la que ganó 6 Copas América. Segundos vienen el Flaco, el Doctor y Lionel. Y debajo aparecen Coco Basile con 76 y Bielsa con 69. Son apellidos que enaltecen cualquier similitud.

Los números fríos dirán que fueron 56 triunfos, 16 empates y 7 derrotas. El logro conceptual va más allá. El Mundial fue el trofeo más deseado, el más valioso, pero es una era de la Selección. Que por su puesto es de Messi, que en su versión más completa de todas, dio la vuelta olímpica en su quinto intento. Es la era de Di María, un crack que recién rompió la pared al final de la serie. Pero que es de Scaloni porque logró con sus jugadores que una Selección viva y juegue como un equipo de club. Y que perdure en el tiempo. Passarella, el gran Capitán del 78, en su época de gran entrenador solía repetir que lo importante era el mes de la Copa del Mundo. Que no era tan relevante qué pasara antes y después. Se vivió en el 86, donde el equipo logró su pico de nivel en México, tras unas Eliminatorias con mucha angustia y una reunión previa entre los jugadores que casi vuelan botines y algo más por el aire. Con Maradona de un bando y Passarella del otro. Cuando pisaron la concentración del América se transformaron en los mejores de todos después de ganarles a grandes potencias.

Un año más tarde no brillaron en la Copa América del 87, en Argentina, aunque recuerdan los protagonistas que Bilardo no le daba importancia a esa competencia. La clave para él era el Mundial: ahí otra vez llegó a la final en Italia 90, donde se cruzó con Alemania y con el árbitro Codesal… Otra foto de ese concepto es la Selección de Bielsa. Un año antes de Corea y Japón 2002 desfiló en las Eliminatorias y era considerada por el mundo futbolístico como el mejor equipo del planeta. Después pasaron cosas. Una preparación demoledora en Italia antes de la competencia, 6 jugadores muy tocados físicamente en la lista y se marchó en primera ronda. Con Scaloni, la Selección empezó a brillar el día de la final 2021 con Brasil. Antes ganaba, ensanchaba el invicto, aunque desde ese partido consagratorio el equipo pasó a tener más vuelo. Messi, Di María y Otamendi se sacaron la mochila. El equipo ya anduvo con nafta de avión.

Si lo más difícil es ganar después de ganar, habrá que buscar otra idea para este grupo. Después de la Copa América 2021 fue la Finalíssima con Italia. Después fue el Mundial con un baile histórico a Francia en la final, aunque los penales le pusieron dramatismo. Después, otra Copa América en Estados Unidos. Con un Scaloni que en vez de dividir como Menotti y Bilardo, se paró en una zona intermedia. Jugadorista en todo el sentido del concepto. Siempre fue cercano a ellos. Y ahora también desde la táctica. Supo dejar a un costado sus hojas de preparación y ser muy certero para elegir. Para juntar a los mejores. Para cambiar sin titubear. Tiene hallazgos como De Paul, que llegó a la Copa América 2019 sin estar en el radar de casi nadie. O como Dibu Martínez, que se hizo ídolo de grande, y Cuti Romero, hoy con nivel del mejor 2 del mundo.

Scaloni supo rodear a Messi y armar un mediocampo con tres 10 como el propio Rodrigo, Mac Allister y Enzo Fernández. Los últimos dos, Alexis y el ex River, tal vez ni siquiera estaban en la lista de convocados si era de 23 jugadores como antes de la pandemia. Pero aparecieron y cuando cayeron física o futbolísticamente Paredes y Papu Gómez (antes Lo Celso por lesión) entraron ellos para no salir nunca más. En fin, son 79 partidos los del récord. Es la estrella número 3. Son las 2 Copas América. Aunque va más allá de los números. Scaloni se sienta a la mesa de los grandes entrenadores de la Selección por un ciclo grandioso, que se inició con las dudas lógicas por la falta de experiencia y terminó en una experiencia maravillosa.

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