El mate es parte de la cultura popular argentina, está presente en todas las reuniones y con el correr de los años se transformó en un símbolo. Distintas celebridades tomaron como hábito su consumo y especialistas demostraron sus varias propiedades que impactan de manera positiva en el sistema digestivo. Desde 2014, el Congreso estableció cada 30 de noviembre como el Día Nacional del Mate.
Un año antes, en 2013, fue declarado como símbolo de nuestra tradición en carácter de “Infusión Nacional”. Luego se estableció su día en conmemoración del nacimiento del comandante guaraní Andrés Guacurarí, el único gobernador indígena de la historia argentina. “Andresito” fue reconocido por fomentar la producción y distribución de yerba mate.
Cabe recordar que la palabra mate nace del vocablo quechua “matí”, y significa calabaza, ya que históricamente era el recipiente y material donde más se tomaba. En tanto, la bombilla se denominaba “tacuarí” y era simplemente una cañita ahuecada. Las formas de disfrutar el mate se fueron modificando con el tiempo, pero lo que se mantiene intacto es la costumbre de disfrutar esta bebida tan representativa de nuestro país.
El mate y sus ventajas
La infusión tiene un alto poder antioxidante, más que el té verde y el vino tinto. Según el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM), el mate actúa sobre los radicales libres, donde a través del smog, el estrés, la mala alimentación, se van activando en el cuerpo células cancerígenas, y los antioxidantes trabajan sobre esos radicales libres.
A su vez, la yerba mate contiene cafeína que activa el sistema nervioso central, vitaminas A, C, B1, B compuesto y minerales como hierro, potasio y magnesio, que resultan buenos para evitar calambres, sobre todo en los deportistas.
Actualmente y desde hace años, es un hecho que esta bebida es la más consumida en los hogares argentinos (90%): se toman más litros de mate que de agua por persona en el país.