La Guerra de Malvinas dejó huellas imborrables en aquellos pibes, hoy hombres, que formaron parte del conflicto bélico. Pablo Mana dejó su Vicuña Mackenna, en Córdoba, para integrar el batallón 1° de Comunicación y una vez instalado en el archipiélago fue retratado. Su imagen fue un símbolo de aquellos tiempos y así lo recordó con ADN+ en medio de una jornada de preparación de caballos en La Dolfina, uno de los clubes más grandes de polo del mundo.
“Toda guerra tiene su lado feo, oscuro. De ese momento, recuerdo la parte más linda, el desembarco del 2 de abril. En esa época éramos muy chicos y no pensábamos en el verdadero riesgo que corríamos”, evocó Mana, de 61 años, desde una de las caballerizas de Adolfo Cambiaso en Cañuelas.
En uno de los días más duros, el cordobés tuvo un acto de rebeldía que fue todo un símbolo. “Después del duro combate contra los ingleses, entré a la casa del gobernador Rex Hunt, vi la bandera inglesa en un cofre y la saqué”.
El hombre detalló ese momento: “Uno de los grupos tenía como objetivo tomar la vivienda del mandatario británico. En el momento en el que llegamos, estaba todo cerrado, entramos a la fuerza y tomamos posición. Y prosiguió: «Observé un detalle en la oficina, había una bandera de ellos que iba a ser izada ese día, pero no les di tiempo, dije ‘me la llevo de recuerdo’. Justo había un periodista argentino que retrató la salida, a los días me vi en una revista en un kiosko de Vicuña Mackenna y la foto recorrió el mundo”.
Tras el conflicto, Pablo consuelo en el campo. Allí se especializó en el cuidado y la crianza de caballos de polo en su pueblo. El destino quiso que ese rincón de Córdoba fuera elegido por Adolfo Cambiaso para preparar las temporadas fuertes. De esa manera, Mana se acopló al staff de La Dolfina, donde continúa realizando su trabajo que es reconocido a nivel mundial.
Además, su hijo, Mateo, también se afincó en la ciudad del dulce de leche: es el delantero de Cañuelas FC, que en la actualidad es puntero de la ‘B’ Metropolitana.
Y volviendo al 2 de abril, destacó: “Por suerte, en los últimos años hubo un mayor respeto y acercamiento hacia el ex combatiente. En cada desfile por las ciudades y los pueblos sentimos el afecto de la gente”.
Enfocado en su trabajo, espera el gran día para retornar a las Islas Malvinas: “Sinceramente, no quiero volver sacando un pasaporte para visitar un suelo que nos pertenece, que es nuestro. Me gustaría regresar cuando sean nuestras realmente, tengo la ilusión de que algún día voy a poder cumplir ese sueño”.