— “Pero qué sacrificio haber viajado después de jugar el domingo para venir a verme. Te hubieras quedado allí, que no valía la pena”.
— “Por favor, qué va a ser un sacrificio, no, no. Hacía muchísimo tiempo que quería conocerlo”.
Estas fueron las primeras palabras que se dedicaron Pelé y Diego Armando Maradona durante su primer encuentro que tuvo lugar en Río de Janeiro el 9 de abril de 1979.
“O Rei” se había retirado del fútbol el 1 de octubre de 1977, venía de jugar en un homenaje de su compatriota Zico y disfrutaba su merecido descanso en Copacabana. Por su parte, Diego brillaba en Argentinos Juniors, era la figura del fútbol argentino, acababa de disputar un encuentro ante Huracán y se preparaba para ser parte de la Selección Argentina en el Mundial juvenil de Japón.
El histórico encuentro entre las leyendas del fútbol se empezó a gestar en enero de 1979, cuando Guillermo Blanco, un histórico periodista deportivo, entrevistó al “Pelusa” en una playa de Uruguay: “Diego me dice que su sueño es conocer a Pelé. Me lo dijo en una de las playas de Atlántida, Uruguay, durante una nota que le hago en el medio del Sudamericano Juvenil, que meses más tarde termina consagrando a la Argentina en el Mundial de Japón”, contó Blanco en La Nación.
Una vez en Buenos Aires, el periodista propuso en la sala de redacción de El Gráfico juntar a los dos futbolistas. Para lograrlo, se comunicó con Tarlis Batista, reportero brasileño y amigo de Pelé, para empezar a hacer campaña y llevar a cabo la reunión.
Una figura importante en esta historia fue Osvaldo Ricardo Orcasitas, una pieza fundamental de la revista en aquella época. O.R.O, como se lo conocía habitualmente, gestionó el viaje, consiguió los pasajes para el vuelo y la estadía en el hotel de Brasil.
El 8 de abril, luego del encuentro en el que Argentinos venció a Huracán por 3 a 1, Maradona y Blanco se tomaron un remis hasta el aeropuerto de Ezeiza. Allí esperaban Don Diego, el fotógrafo Ricardo Alfieri y Jorge Cyterszpiler, por entonces mánager del jugador del Bicho. Minutos más tarde, todos se subieron al avión y partieron a Copacabana, para instalarse en el hotel Palace.
“El lunes 2 EL GRAFICO se comunica con Diego y le da la buena nueva. Podemos verlo a Pelé el viernes por la mañana. Pero Maradona es consciente de que la Selección Nacional está por encima de cualquier deseo personal y prefiere quedarse a entrenar en San Isidro. El sábado un télex de nuestro hombre en Río notifica que Pelé puede recibir a Diego el lunes por la mañana. Quedaba una valla aparentemente insalvable: conseguir embarcar con Diego, su padre y su re-presentante en el vuelo 664 de British Caledonian el domingo a las 19.30, tarea poco probable ya que Argentinos Juniors terminaba de jugar con Huracán a las 17,45 y había que estar en Ezeiza a las 18.30. Desde las 15, dos remises estaban preparados en la puerta del estadio para dingirse a Emita en el momento indicado”, indica la crónica escrita por Blanco en 1979.
Finalmente, el 8 de abril se dio el primer encuentro entre Pelé y Diego. Por entonces, el mejor jugador de la historia del fútbol con la promesa de 18 años que tenía potencial para hacer grandes cosas.
“Las manos unidas son el resumen de todo. Pelé ha dejado la guitarra y en este momento le está dando consejos a Diego. Ambos se toman de las manos. Temblorosas y emocionadas las de Diego; serenas y apacibles las de Pelé. Veo los ojos de don Maradona que asienten y lloran mientras el rey se despoja de su corona de dólares y se muestra tan humilde y sincero como pocas veces puede parecer. ¿Cuánto hará que este hombre no le puede sacar una propina al día para reír, cantar, relajarse, hablar de lo que se le dé la gana? Siempre viajes (dentro de una hora tomará un avión para Santos), siempre firma de documentos comerciales, audiencias por divorcio, compras, ventas, films, grabaciones, reportajes, ir, venir; nunca estar.
Por eso este amigo moreno que lo observa atónito asegurará después que nunca lo vio así, tan abierto y espontáneo, tan dado y contento, tan Edson Arantes do Nascimento como sabrá Dios cuántos años luz hará…Por eso esas manos unidas son el resumen de todo”, fue el comienzo de la nota redactada por Guillermo Blanco.
La reunión duró una hora. Pelé, que saludó a Don Diego antes que a los demás, se mostró muy ameno con Maradona, le regaló su reloj, una medalla que le habían obsequiado en su despedida en el Cosmos y le brindó consejos sobre los éxitos y las miserias del fútbol, en lo que fue uno de los momentos más inolvidables en la vida de Diego.
¿Qué consejos le dio Pelé a Diego Maradona en 1979?
- Nunca hagas caso cuando te digan que sos el mejor. Debes pensar siempre que no sos el mejor. El día que te sientas el mejor dejarás de serio para siempre.
- Acepta los aplausos pero no vivas de aplausos. Yo a los dieciocho años fui silbado muchas veces. La hinchada cuando uno juega tres partidos mal ya te grita, deja de quererte.
- Quiero decirte algo con respecto a los contratos. Cada jugador tiene su problema propio. Es una cuestión muy personal, pero siempre tené en cuenta que debes luchar por lo que realmente vales. Hacete respetar siempre, nunca te regales; pero, eso sí, cuando firmes tu contrato después no protestes ni pidas más. La firma es como una palabra.
- Con respecto a la venta al exterior de la cual se habla en la Argentina, tenés que decidirlo después de haberlo analizado muy bien. Vos me decís que tenés ocho hermanos, tu madre y tu padre. A la hora de la decisión poné eso en la balanza. Los dirigentes de los clubes pasan cada dos o tres años. Vos tenés que pensar en tu familia, porque hay muchas bocas para dar de comer.
- El físico es tu herramienta de trabajo. Por lo que puedo ver, tenés muy buen físico. Cuídalo. En la vida hay tiempo para todo, incluso siendo jugador. Hay tiempo para salir, para tomar una copa, fumar un’ cigarrillo, acostarse tarde, comer una comida que a uno le guste. Pero hacelo con equilibrio. Haz siempre lo que no dañe a tu físico porque si no se acaba todo. ¿Te gustaría ir a jugar a Estados Unidos? No, es un chiste para que te rías. Aún eres muy joven. Tenés mucho por dar aún. Allá hay muy buen dinero. Pagan por doce meses y sólo jugás cinco. Pero espera, espera, hay mucho tiempo por delante…